El efectivo de la Policía de la Ciudad que le pegó una patada a un hombre que falleció en el acto seguirá detenido e imputado por “homicidio preterintencional”. El uniformado, identificado como Esteban Ramírez, dijo que actuó en línea con los protocolos vigentes y reconoció ser el autor del golpe a Jorge Martín Gómez, de 41 años. Anoche se conocieron imágenes previas a la muerte del hombre, donde intentaba parar un colectivo con un cuchillo en la mano.
Ramírez declaró ayer ante la jueza de Instrucción de la Capital Federal Yamile Bernan, quien el martes al mediodía cambió la carátula de la causa de “homicidio culposo” a “homicidio preterintencional”, un delito excarcelable. El oficial de la Policía de la Ciudad admitió ser el autor de la patada en el pecho a Gómez, que tras recibir el golpe cayó hacia atrás, se golpeó la cabeza y murió en el acto.
El policía dijo que actuó en línea con los protocolos de la fuerza de seguridad para estos casos, que indican que se debe actuar con la menor violencia posible. De acuerdo con el relato de la Policía, el hombre tenía un cuchillo en la mano “y avanzó hacia el personal con una actitud desafiante y mirada perdida”. En las imágenes, sin embargo, se observa que el hombre tenía las manos hacia atrás.
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Anoche se sumó a la causa un video donde se observa la secuencia anterior al momento de la muerte. Las imágenes fueron registradas desde arriba del colectivo de la línea 57 por una pasajera que había llamado al 911 para solicitar presencia policial porque un hombre no permitía el avance de la unidad. En el video se observa a Gómez intentando subir al colectivo con el cuchillo en la mano, aunque lejos de agredir a otras personas se intentaba autoinfringir lesiones.
Verónica, la autora del video, escribió que “la actitud del hombre era errática” y que “era evidente que estaba alcoholizado o drogado”. “Se reía y movía la mano, en la que tenía un cuchillo. Balbuceaba, no se sabía qué decía y se clavó el cuchillo en varias oportunidades”, dijo. Esas imágenes desde el interior del colectivo fueron registradas apenas unos minutos antes de que el efectivo policial le pegara la patada por la que terminó muriendo.
Se reía y movía la mano. Balbuceaba, no se sabía qué decía y se clavó el cuchillo en varias oportunidades"
Ayer el hermano de la víctima relató que Gómez había tenido problemas de adicciones, pero que se encontraba en rehabilitación, y que trabajaba en un taller de reparación de taxímetros, mientras que por las noche trabajaba como repartidor de delivery con una moto.