El número que la revista inglesa Picture Post publicó el 16 de septiembre de 1944 llamó la atención por su particular "chica de tapa": una joven aviadora que posaba en un alto de la fajina, sonriendo y quitándose el pelo de la cara con una mano.
La argentina Maureen Dunlop en la tapa de Picture Post.
La historia detrás de la improvisada modelo era mucho más amplia y profunda que aquella sola imagen. Maureen Dunlop nació en Quilmes, hija de un australiano y una inglesa, y su amor por el aire la llevó a enlistarse en la Air Transport Auxiliary (ATA) como voluntaria para apoyar a Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial.
Y no fue la única argentina en participar en la contienda bélica piloteando para el bando británico: de los 5000 voluntarios de nuestro país que lucharon en la guerra, gran parte -en su mayoría anglodescendientes- lo hizo como parte del Escuadrón 164 de la Royal Air Force (RAF).
Francisco Watt, voluntario argentino, era nieto de Clara Allyn, una de las maestras que Sarmiento trajo al país.
"La Segunda Guerra Mundial como tal fue, ante todo, una guerra por establecer políticas alrededor del mundo. Los argentinos que fueron a combatir, lo hicieron con un solo fin: liberar al mundo de la tiranía de un pensamiento único", señala en charla con BigBang Claudio Meunier, autor de cuatro libros (entre ellos Alas de Trueno y Nacidos con Honor), basados en las historias de estos pilotos.
Para el escritor y entusiasta de la historia de la aviación, los voluntarios así decidieron unirse a las filas de Inglaterra para defender "las libertades individuales, es decir, libertad de profesar el culto que uno quisiera, libertad de pensamiento, derecha, centro o izquierda siempre bajo gobiernos democráticos".
"Firmes volamos"
A pesar de que la partida de los voluntarios del Escuadrón 164 no fue bajo órdenes del gobierno nacional, el embajador argentino en Londres, Miguel Ángel Cárcano, confeccionó del escudo de la unidad, que incluía el lema en castellano "Firmes volamos" y las imágenes del sol de la bandera argentina superpuesto al león rampante que simboliza a Inglaterra.
El Escuadrón 164 estaba extraoficialmente bautizado como "Argentino (Británico)".
Además de la insignia, muchos de los pilotos eligieron decorar sus aviones con dibujos en homenaje a su origen: caricaturas del indio Patoruzú e imágenes de personajes gauchescos de Florencio Molina Campos.
Los voluntarios también contaron con el apoyo monetario de gran parte del pueblo argentino que, según Meunier, realizaron colectas donde "se recaudó una gran cantidad de dinero para dar mejor calidad de vida a los voluntarios enviándoles ropa, alimentos y enseres para aquellos que era prisioneros de guerra".
De los 554 aviadores argentinos que se sumaron a la RAF, 122 murieron en combate, unos 300 volvieron a nuestro país -varios para contribuir al desarrollo de la industria aeronáutica nacional- y el resto se dispersó entre Nueva Zelanda, Canadá, Inglaterra y Estados Unidos. Actualmente, sólo están vivos tres: Ronnie Scott, John Miles y Ricardo Moreno, sobrino del Perito Francisco Moreno, quien acaba de cumplir 100 años.
Tal como remarca Meunier, ninguno de estos pilotos recibió jubilación estatal ni pensión como veterano de guerra. Recién durante la presidencia de Néstor Kirchner, en el 2005, se organizó una ceremonia de reconocimiento a su aporte en la sede diplomática argentina en Londres.
El as y la "piba" de la radio
Además de Dunlop, Scott, Miles y Moreno, entre los argentinos que combatieron para la RAF hubo varios aviadores notables. El bahiense Kenneth Langley Charney, apodado "Caballero Negro, derribó 12 aviones enemigos y participó del desembarco de las fuerzas aliadas en Normandía, que significó el comienzo del fin para el régimen nazi.
Los pilotos pintaban personajes típicos argentinos, como Patoruzú, en sus aviones.
Ronald Daintree, mientras tanto, cumplió servicio en Egipto, India y Pakistán, y luego de la guerra se convirtió en el piloto personal del presidente Arturo Frondizi.
El as argentino Kenneth Langley Charney derribó 12 aviones enemigos.
Otros argentinos, también cumplieron servicio en tierra, como Sheila Lanktree, nacida en Rosario, quien con sólo 18 años partió a la guerra para cumplir servicio como operadora de radio en una base de la RAF en Norfolk.