22 Julio de 2015 15:00
El horror llegó como un tornado de sangre y muerte. Mientras decenas de personas miraban Batman en un cine de Aurora, Colorado, EEUU, James Holmes entró a la sala con una máscara de gas, guantes negros y cuatro armas; lanzó gas lacrimógeno y comenzó a disparar. Mató a 12 personas, hirió a otras 70 y escapó. Cuando a los pocos minutos fue detenido en las inmediaciones por la policía, dijo que “Soy The Joker, (El Guasón, archienemigo de Batman en la ficción). Y comenzó a reir.
James Holmes era un buen estudiante y colaboraba con la beneficencia.
El juicio contra James Holmes, declarado culpable de 165 cargos, 24 de ellos por asesinato en primer grado entró hoy en su fase final, en la que el jurado decidirá entre pena de muerte o cadena perpetua, en medio de la angustia de las víctimas de una matanza que estremeció a Estados Unidos el 20 de julio de 2012
"Muerte, por supuesto, muerte", dijo Robert Sullivan, el padre una niña de 6 años que estaba viendo Batman cuando Holmes irrumpió en el cine a los tiros. Pronto se sabrá si es condenado a muerte, como pide la Fiscalía, o si ingresa en prisión de forma permanente al recibir la cadena perpetua sin posibilidad de revisión, como pide la defensa, que alega que el acusado sufre una grave enfermedad mental.
Los familiares de las víctimas piden la pena de muerte.
Durante este nuevo capítulo judicial, los fiscales argumentarán que Holmes disparó contra espectadores indefensos y prometen mostrar testimonios desgarradores de las víctimas de la masacre
Holmes cometió el crimen en forma intencionada y planeada, incluso, convirtió su apartamento en una trampa mortal con un entramado de cables, detonadores y material explosivo, que hizo que la policía tardara más de 24 horas en desarmar todo. También había comics de Batman y El Guasón.
Era admirador de El Guasón.
Para humanizar al acusado, la defensa llamará a declarar a vecinos, familiares, compañeros de la Universidad de Colorado en la que estudió Holmes, así como a miembros de las organizaciones de caridad en las que participaba como voluntario. Además diferentes doctores y expertos testificarán para mostrar que la esquizofrenia paranoide de Holmes es tan grave que moralmente sería erróneo ejecutarlo.
En su casa tenía un arsenal.
Holmes, que todavía tiene la oportunidad de ofrecer su testimonio para defenderse, reconoció haber perpetrado el tiroteo pero prefirió declararse no culpable por su enfermedad mental.
En Estados Unidos la historia conmociona a la sociedad y pone otra vez en cuestión el tema de la pena de muerte y la tenencia de armas, especialmente de gran calibre.