El video difundido por los ladrones de la llamada “banda del millón” ubicó nuevamente en el foco de atención la connivencia corrupta entre la Policía y la delincuencia. Y los números son alarmantes: en lo que va de 2016, Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad provincial apartó casi 700 agentes por tener vínculos con ladrones.
Casi 700 agentes fueron apartados de la fuerza.
La alarmante cifra es producto del proceso de descabezamiento policial que María Eugenia Vidal encaró desde su llegada a la gobernación. En total unos 2.130 policías fueron apartados por distintas faltas, de los cuales 700 debieron ser separados por “connivencia” con el delito, según consignó Clarín. De esta forma, caen dos poliladrones por día.
Los datos alarmantes no terminan allí. Por estos días unos 186 agentes están detenidos por causas criminales iniciadas en 2016.
La connivencia entre la Policía y el delito abarca toda la Provincia.
Desde su arribo al ministerio, Cristian Ritondo encontró diversas problemáticas que expusieron la connivencia entre Policías y delincuentes. Las autoridades detectaron oficiales que denuncian “fugas” de las comisarías con dos o tres días de demora de forma tal que los presos que liberan para que salgan a robar tengan tiempo de hacer su trabajo. Luego son “blanqueados” porque no regresan.
Además existen diversos casos de recaudación ilegal. Numerosos operativos dieron con sobres llenos de dinero para la Policía, correspondientes a la recaudación ilegal. Se trata de la famosa caja negra de comisarios y subcomisarios de la zona que comprenden una compleja cadena de corrupción.
Vidal, junto al Grupo Halcón.
A pesar de que se detecte a quienes roban de uniforme, la recaudación ilegal nunca cesa. Ni siquiera al pedirle las declaraciones juradas a comisarios y subcomisarios: hubo 154 que se negaron a hacerlo. Incluso, un integrante de la cúpula declaró siete propiedades, un helicóptero y 4 millones de pesos cash. Nada de esto se corresponde con su salario.
Sin embargo, esta serie de delitos no serían posibles sin la complicidad judicial. Los arreglos entre la Policía y los delincuentes siempre llegan a la Justicia pero ésta a veces no actúa, en especial cuando se trata de causas vinculadas a sobres con coimas.