03 Octubre de 2019 18:10
Ya se hipotetizó que el calentamiento global podía dañar tanto la producción de cacao como la de café. Y ahora, en Francia, los viñateros han comenzado a notar que cambia el sabor de los vinos.
En el sur del país, durante el último verano, la ola de calor afectó fuertemente a los viñedos y gran parte de la fruta se arruinó. Paralelamente, a medida que las temperaturas de todo el planeta suben, el contenido alcohólico de los vinos ha pasado de un 12% en los años '70 a un 14% actualmente.
Esto tiene que ver con el hecho de que el calor hace madurar antes a las uvas, las cuales acumulan más cantidad de azúcar. Ésta, a su vez, es convertida en alcohol durante el proceso de vinificación.
"En temperaturas muy cálidas, el azúcar es más elevada y la acidez de los vinos desciende", señala la enóloga Nathalie Oudin en diálogo con National Geographic. "Aquí no nos gustan los chardonnays demasiado pesados y dulces, queremos que sean frescos. Y se hace cada vez más difícil".
En la zona francesa de la Borgoña, por ahora los vinos están protegidos de los aumentos de temperatura e incluso en años recientes la producción ha sido beneficiada. Sin embargo, en años próximos esta buena suerte podría cambiar.
"Podemos predecir de acuerdo a modelos climáticos las fechas de cosecha en el futuro", señala el científico del vino Jean-Marc Touzard, del Instituto Nacional Francés de Investigación Agricultora. "Y podemos decir que en el 2050 en muchas regiones vitivinícolas de Francia, la cosecha tendrá lugar alrededor del 15 de agosto, en el núcleo del verano".
"Todos los días lidiamos con los suelos, manteniéndolos a punto y preocupándonos para hacer nuestros vinos. Pero no podemos controlar el clima. Incluso si hacemos todo lo demás bien, no podemos controlar eso", reflexiona Oudin.
