De todas las alegrías que Diego Maradona le dio a los argentinos, sin duda la más pletórica, la más gloriosa, fue aquella que sucedió hace exactamente 33 años, el 22 de junio de 1986, en el Estadio Azteca de la ciudad de México.
Es que en aquel partido que la Selección argentina jugó contra Inglaterra, en el campeonato mundial que eventualmente ganaría, el "10" se anotó no sólo una sino dos postales indelebles: la de la "mano de Dios" y la del para siempre inimitable "gol del siglo".
El partido ya había sido plantado de antemano en un terreno particular: la derrota argentina en la guerra de Malvinas a manos de los ingleses cuatro años antes encendía el ánimo de ganar a toda costa. Además, el equipo nacional ya estaba en cuartos de final, una instancia ciertamente ilusionante.
Sin embargo, el final del primer tiempo llegó con cierta frustración: Argentina no había podido romper el marcador y la presión aumentaba. Pero el segundo tiempo torció la historia para siempre a menos de 10 minutos de iniciado.
Fuera del área inglesa, Maradona colocó un pase hacia Jorge Valdano, quien intentó encarar hacia el arco. El defensor Steve Hodge, en su esfuerzo por detenerlo, despejó la pelota hacia atrás y hacia arriba.
Maradona, que hasta ese momento estaba en offside, fue instantáneamente habilitado por la intervención del jugador inglés. La caída de la pelota hacia el área se hizo eterna mientras Diego y el arquero Peter Shilton iban juntos a su encuentro.
20 centímetros más alto que el "10", el guardameta tenía las de ganar. Sin embargo, Diego elevó su brazo izquierdo en el momento del salto, la pelota impactó en su puño y nació el gol más polémico de la historia.
"Borró todo con su genialidad"
De alguna manera, la exquisita pieza de fútbol que siguió minutos después logró a su manera nivelar la ilegitimidad del tanto anterior, como dos caras de la misma moneda. "La furia por la 'mano de Dios' se hubiera propagado mucho más si no hubiera sido seguida de ese gran segundo gol", le supo señalar el comentarista escocés de fútbol Archie MacPherson a la BBC en el 30 aniversario del partido. "Si Maradona no hubiera sido capaz de demostrar sus habilidades únicas, la polémica hubiera continuado con mayor fiereza. Borró todo aquello con su genialidad".
Hoddle, Reid, Sansom, Butcher, Fenwick y Shilton, vistos como apellidos uno detrás del otro, no dicen demasiado. Pero cuando se los piensa como seis jugadores intentando salir a la caza del "10", cada vez más imparable, cada vez más sobrehumano, la hazaña de eludirlos toma otra dimensión.
Y como toda escena épica, tuvo también su banda sonora: aquel relato de Víctor Hugo Morales que en su lirismo y emoción termina de redondear la obra, como el marco de una pintura.
"Fue una de las pocas veces en la que me excedí y salí de mi rol", supo expresar el relator en el programa Expediente Mundial. "Sentí un poco de vergüenza, fue como haberme desnudado y salir corriendo por las calles, y que un día después me pasaran el video".
"Hay una imagen que me queda aún en la retina después del gol. Fue ver a Diego corriendo como si estuviera por la orilla del mundo", agregó. "Es como si estuviera envuelto en algo él, como si fuera una burbuja muy especial".