06 Noviembre de 2018 11:05
Todos hemos tenido o tenemos algún compañero con el que por alguna razón no logramos empatizar. No es para sentirse culpable o estresarse. Simplemente podemos tomarlo como un proceso de crecimiento personal. Suena utópico, pero ante un conflicto la resistencia no es buena consejera.
En todos los empleos, sin importar cuál sea el rol que ocupemos, tendremos que convivir con diferentes tipos de personas, con ideas diferentes, con otros estilos de vida y otras formas. No todas serán agradables, ni compartirán nuestra forma de ver la vida. Esa situación puede convertirse en un obstáculo, pero hay formas de desactivar la tensión. Incluso se puede obtener más cosas positivas si nos enfocamos en controlar nuestras emociones y aceptamos que son parte de la vida y las relaciones que armamos.
Al compartir, como mínimo 8 horas al día, lo que son más de 40 horas a la semana, es probable que las diferencias se profundicen. Es por eso que una manera de superar esa situación es evitar el estrés.
Te recomendamos seguir los siguientes pasos y probar para lograr la armonía laboral.
IDENTIFICÁ CÓMO ES
-Protagonista: una persona que se adueña de las conversaciones en juntas y reuniones, impone sus puntos de vista y hace menos los de los demás. Tiene un alto sentido de competencia y no tiene escrúpulos para actuar con alevosía para lograr sus objetivos.
- Informal: es un clásico de oficina y su principal característica es que no respeta tiempos de entrega, no atiende solicitudes con oportunidad, no llega a tiempo a las reuniones de trabajo, etc.
- Chismoso: nunca falta el compañero que asume un rol de "llevar y traer" información sobre otras personas. En ocasiones, actúa de espía del jefe y gusta de informar detalles irrelevantes en un intento de perjudicar a otros.
- Descalificador: es el típico colega que parece nunca estar de acuerdo con tus propuestas o ideas. Se dedicará a descalificarte en privado o en público.
- Flojo/Vago: uno de los peores compañeros de trabajo es aquel o aquella que siempre no realiza sus actividades o las hace de manera deficiente. Las consecuencias, por supuesto, repercuten en el trabajo de todo el equipo.
- Manipulador: uno de los más astutos y nocivos. Maneja buena relación con los jefes o personal de Recursos Humanos pero no refleja ser solidario ni buen empleado.
ANALIZÁ SI EL PROBLEMA ES PERSONALL
Es clave no asumir batallas que no nos pertenecen, a modo simbólico. Se trata de abordar el conflicto analizando si vale la pena la pelea. Si la agresión es personal, enfócate en analizar qué sucede, cómo te afecta y cómo responder con inteligencia a las agresiones.
NEUTRALIZÁ LAS EMOCIONES
La parte más difícil del proceso es el momento de responder a la situación protegiendo la autoestima y sin permitir que esa persona logre que perdamos el control. En esas instancias es importante visualizar las cualidades propias, recordar el poder de la retroalimentación positiva, para generar que el que agrede se acomode y cambie su actitud.
NO ES NO: SOLUCIONÁ EL CONFLICTO
Las actitudes hostiles son el motivo necesario para actuar. Mientras más esperes que la otra persona cambie pero no realizas ninguna acción, menos sucederá. Cuando permitimos que una persona nos moleste durante un periodo largo de tiempo, la frustración y el enojo aumentará.
Al respecto, la coach ontológica, Mariana Tardito afirma que la construcción de los vínculos siempre es al menos de a dos y debido a ello, el trabajo para convivir es de ambas partes. "No somos seres solitarios, somos individuos con instinto gregario, necesitamos de los otros. Si esa característica del otro sentís que te perjudica pedile una conversación, muchas relaciones se dañan porque esperamos o presumimos que el otro 'ya sabe'. Y la realidad es que si no fuimos claros si no avisamos sino dijimos si no hablamos no podemos andar reclamando solo como si el otro fuera adivino", resumió.
Esa persona ganará terreno sobre nuestro estado de ánimo. Incluso, en lugar de enojarnos con la persona que corresponde podríamos molestarnos con otro compañero que no tiene nada que ver. La bola de nieve rápidamente crecerá y como tal, caerá sin dirección.
Para ello, no te quejes con los demás. Busca a ese colega y habla. Invítalo a compartir algo que los una o bien, prueba algo de lo que afirma y que quizás en otra situación no harías. Aporta al vínculo y te sumará otra cualidad: ser más abierto y versátil para superar todo tipo de obstáculo.