El caparazón de un gliptodonte, un mamífero prehistórico que habitó parte de Sudamérica hace aproximadamente 10 mil años, fue encontrado en el arroyo Alegre de la localidad de Carlos Spegazzini (Ezeiza) por un grupo de vecinos.
Hallazgo casual
El hallazgo, ocurrido en la tarde del domingo, no fue comunicado inmediatamente a las autoridades, sino que el grupo de personas que se topó con él intentó desenterrarlo por su cuenta estuvo trabajando hasta altas horas de la noche.Ya en diciembre de 2015, restos fósiles de otro gliptodonte habían sido encontrados en el mismo lugar. Ese ejemplar ahora está en exhibición en el Museo Regional de Tristán Suárez.
Nativo sudamericano
Parientes de los actuales armadillos, los gliptodontes vivieron durante la era del Pleistoceno y tenían el mismo tamaño y peso que un automóvil Volkswagen Beetle, con un característico caparazón compuesto de más de 1000 placas óseas de 2,5 centímetros. Su aspecto, similar al de una mezcla de tortuga gigante y anquilosaurio, revela la evolución convergente de linajes animales sin relación previa hacia formas similares.Además de en Argentina, fósiles de este mamífero han sido hallados en Brasil y Uruguay. La diversidad de tamaños y características entre los ejemplares sugieren que eran adaptables a diferentes climas.
Hábitos y extinción
Los gliptodontes eran herbívoros y los más pequeños, característicos de la primera etapa de existencia de la especie, tenían hocicos angostos y se alimentaban de manera selectiva, mientras que sus parientes de épocas posteriores, con hocicos más amplios, comían en grandes cantidades. A causa de su configuración corporal y la fusión de sus vértebras cervicales, debían consumir vegetales que crecían cerca del suelo.Se teoriza que la extinción de los gliptodontes tuvo que ver tanto con cambios climáticos como por la aparición de la especie humana y la subsiguiente caza. El doedicurus, de la misma familia que el gliptodonte, coexistió con la raza humana en territorio argentino durante al menos 4000 años.