Los fans que renueven su romance con Metallica el 18 de abril del 2020 seguramente no olvidarán un trago amargo: la fecha que la banda canceló en Buenos Aires en el 2003. En ese momento fue su esposa, la argentina Francesca Tomasi, quien se puso una vez más a su lado para ayudarlo a salir de sus adicciones.
En aquel entonces, tenían previsto presentarse en el estadio de River. Aduciendo "agotamiento físico y mental de los músicos", no sólo bajaron ese show sino todo el resto de la gira Sudamericana y fechas en Japón. Era el peor momento del líder de la banda.
Adicción y renacimiento
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Aquellas sin duda habían sido épocas turbulentas para la banda, golpeada en gran parte por los problemas de adicción al alcohol de su cantante y guitarrista James Hetfield, quien en el 2002 había ingresado a rehabilitación.Según aseguró, su esposa Francesca Tomasi, con quien está casado desde 1997- tuvo mucho que ver con la decisión. En una entrevista radial, la señaló como la responsable de ayudarlo a "madurar" y a lidiar con sus "problemas de ira".
Ultimátum
Francesca, además, no tuvo reparos en ponerse firme cuando la adicción de James se volvió problemática. "Me echó de la casa y eso me asustó", reveló el músico en diálogo con el conductor Joe Rogan. Me dijo 'tenés que ir a algún lugar a solucionar ésto', así que lo hice"."Ella se ha quedado conmigo a través de todos los infiernos. Supe que había llegado a mi vida para ayudarme. El miedo es un gran motivador: tengo traumas de abandono porque ya tuve una familia que se desintegró. No quería que me volviera a pasar", reflexionó el músico en relación a su dura adolescencia, marcada por el divorcio de sus padres y la muerte de su madre.
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"Me ha salvado la vida"
No fue sorpresa, así, que cuando Metallica fue introducido al Rock and Roll Hall of Fame, la primera persona a la que James agradeció fue a ella. "Me ha salvado la vida varias veces", aseguró en su discurso.
El músico, además, se tatuó una letra "F" en una de sus manos en honor a Francesca. El lugar no fue elegido de casualidad: en 1992, sufrió un accidente sobre el escenario cuando una carga pirotécnica se activó en pleno show causándole quemaduras en esa mano, el brazo y parte del rostro. "Cuando me quemé, aún éramos novios y ella me ayudó a recuperarme, fue como una enfermera. Me llevaba al hospital, y limpiaba mis heridas", explicó.
"Mi esposa, Francesca, ha sido la persona más asombrosa de mi vida. Ella ha cabalgado las grandes olas conmigo. Hemos pasado por cosas extremadamente difíciles y salimos más fuertes. Se ha quedado conmigo todo el infierno. Cuando me encontré ella, sabía que me la trajeron para ayudarme a salir", dijo en un reportaje.
Viviendo ya épocas más tranquilas -y con tres hijos adolescentes- los Hetfield ahora gustan de la vida tranquila. Además de tener residencia en Colorado, lejos del ruido de Los Ángeles o Nueva York, usualmente eligen pasar sus vacaciones en un lugar poco común (al menos para estrellas de rock): el balneario uruguayo de José Ignacio.