Otra realidad, lejos de la que viven. La tecnología de realidad virtual llegó a la medicina para "aliviar". Con el fin de "transportar" a los pacientes oncológicos de las salas de quimioterapia a paisajes agradables como playas y montañas, un recital o un clásico futbolero, con la intención de, al menos por un rato, llevarles un poco de alivio durante el tiempo que dura su tratamiento, se desarrolló una idea innovadora. Se trata de un proyecto que ya se aplica en 12 los hospitales en la Ciudad.
Transportarse a otra realidad puede aliviar a los pacientes.
El proyecto se llama Machi - por la sanadora de las comunidades mapuches- y son adultos y niños, que padecen cáncer o necesitan de diálisis, que se ponen los lentes para viajar y relajar la mente mientras son tratados de sus enfermedades.
"Nos preguntamos qué pasaba con personas que no querían estar donde debían estarlo
"La idea empezó por explorar de qué se trataban los videos 360 y generar una galería de paisajes y ver qué pasaba si nos teletransportamos. Luego nos preguntamos qué pasaba con personas que no querían estar donde debían estarlo", empieza la historia Gonzalo Sierra, de Ñoño producciones, impulsor de la iniciativa. A la productora la orientó la ONG Wingu y la Fundación Donde Quiero Estar.
Los integrantes de Ñoño experimentaron con una cámara 360 y en sus vacaciones filmaron la costa atlántica y el sur argentino. Luego, editaron el material y analizando el poder de esta tecnología, definieron como principal virtud de la realidad virtual la posibilidad de usarlo como transporte, de generar "viajes mentales". Y se les apareció la idea de ayudar.
Al proyecto se sumó una donación de la empresa Samsung y con más dispositivos, y Wingu colaboró con los cardboards. Rápidamente se generó una sinergia que Machi crezca.
"La experiencia es inspiradora. Emociona verlos contentos con las imágenes. Nos superó y nos ayudó a mejorar los contenidos. Un paciente nos dijo que no le gustaban los paisajes y que prefería ver un partido de fútbol y lo hicimos. Vio Racing-Independiente y nos emocionó su alegría", repasa Sierra y suma que ahora trabajan en la ampliación de los contenidos para ofrecer más variedad. Además de los paisajes, ofrecen a los pacientes ver recitales de distintos músicos y planean sumar opciones culturales y educativas para redoblar la apuesta y seguir evalúando cómo mejorar cada "transporte" a otra realidad.
"La experiencia es inspiradora
Los médicos y enfermeras son capacitados también en la tecnología.
Este proyecto se aplica también en niños y la experiencia no tiene tope. La idea es expandirla a todo el país, pero llevará tiempo su desarrollo. "Se capacita al personal y se lo informa para contener al paciente con las sensaciones que se producen mientras recibe su tratamiento y viajan al lugar donde eligieron mediante la realidad virtual. Una colaboradora de la fundación Donde Quiero Estar les hace preguntas sobre lo que están viendo y eso los ayuda a meterse más en el viaje y alejarse del momento incómodo del tratamiento", cuenta el líder de Ñoño.
A VOLUNTAD
Este proyecto lo iniciaron con sus propios recursos y esperan sumar colaboraciones de empresas y entidades que quieran colaborar para continuar con su misión. Lo más emocionante es que lo hacen a voluntad y se mantienen por las donaciones. Es por ello, que en paralelo desarrollan otros proyectos comerciales también con realidad virtual para sumar aportes a Machi.
Su iniciativa tuvo repercusión en Brasil y Costa Rica y pronto se iniciará una etapa piloto en esos países. "No tiene límites y eso es lo bueno, porque pueden multiplicarse la ayuda y nos alegra ser parte del uso de una tecnología como medio paliativo en enfermedades hostiles", finaliza.