Cuando una pareja decide buscar un bebé y con el paso del tiempo se da cuenta que no lo logra, las emociones negativas y los miedos invaden la mente. Una vez que se acepta que las cosas no son como uno quiere, luego la pareja decide consultar las opciones que tiene la medicina reproductiva, para ver si así los profesionales médicos pueden ayudarlos a cumplir el sueño de convertirse en padres.
Aunque se piensa que siempre se va a necesitar de un tratamiento, no todas las parejas pasan por lo mismo y encaran la búsqueda de la misma manera. De hecho, las relaciones sexuales programadas son un muy buen método, el cual consiste en realizar un seguimiento o monitoreo ovulatorio mediante ecografías para coordinar cuándo la pareja tendrá relaciones, en función de la ovulación de la mujer.
Además, este procedimiento se pueden llevar a cabo con o sin medicación. El segundo caso se aplica en pacientes que tienen un ciclo normal. El proceso consiste en la realización del seguimiento del ciclo con ecografía y, en función del tamaño folicular, se coordinan las relaciones.
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Esta opción es un tratamiento de baja complejidad, y en muchos oportunidades no es necesario recurrir a una estimulación o a una inducción de la ovulaciíon. “En general, las parejas que pueden tener relaciones sexuales programadas son parejas jóvenes cuyos estudios de evaluación reproductiva son normales, es decir, que no hay patologías, y donde el tiempo de búsqueda no es demasiado prolongado. Por ejemplo, la situación más común en la que se puede llevar a cabo este tratamiento es en las pacientes con ovarios poliquísticos, que son anovuladoras”, explicó Bárbara Lotti, especialista en medicina reproductiva.
En este caso, ocurre que las mujeres tienen un defecto en su desarrollo folicular, por lo que no ovulan correctamente, pero pueden hacerlo a través de medicación. De este modo, tienen la chance de concretar un embarazo en el ciclo en el cual se realiza el tratamiento.
Lo que hay que saber es que los tratamientos de baja complejidad tienen un límite y que se para luego de 3 intentos. “En general, no se indica mucho más que 3 o 4 tratamientos de baja complejidad, pero lo más importante es tener en cuenta la edad de la paciente y el diagnóstico para indicar lo más adecuado en cada caso en particular”, sumó Lotti.
El cuidado emocional y el acompañamiento psicológico
Cuando los profesionales médicos indican que la pareja tenga relaciones sexuales acordadas para lograr el embarazo, muchas veces ocurre que uno o los dos empiezan a perder el deseo por ese encuentro, ya que el acto sexual se vuelve programado y no espontáneo.
De hecho, en oportunidades ocurre que ambos se concentran solo en la idea de concebir, y dejan de lado las ganas, el amor, el deseo y la parte lúdica del encuentro. Incluso, a veces aparecen trastornos relacionados a lo sexual, desde falta de deseo hasta disfunciones eréctiles, y el momento del acto puede tornarse un problema, por lo que es necesario contar con la ayuda de un profesional para guiar a la pareja en estas situaciones donde las cosas se complican.
“Muchas veces trabajamos con nuestros pacientes para que puedan conectarse emocionalmente a la hora de relacionarse sexualmente, más allá de la búsqueda del embarazo. Recomendamos que puedan construir un marco de comunicación efectivo, programarse actividades gratificantes que no tengan que ver con la búsqueda del embarazo”, comentó la Jefa de la Unidad de Psicología de WeFIV, María Villamil.
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De igual modo, también es necesario contar con la compañía de un psicólogo que pueda guiar a la pareja en todo momento y ayudarla a afrontar los malos sentimientos, ya que nunca el estrés y la ansiedad son buenos consejeros para encarar la búsqueda de un bebé. Además, resulta necesario contar con un espacio que esté fuera del ámbito médico y que también sirva para hablar de la búsqueda, y de todo lo que genera el proceso y las dificultades que vienen con él.“En las consultas trabajamos con técnicas para combatir la ansiedad y tareas que los pacientes deben realizar en su hogar”, aseguró Villamil, quien además aclaró que el profesional podrá dialogar acerca de lo que le pasa a cada uno en particular, y facilitará la expresión de emociones para que los pacientes lleven adelante de la mejor manera posible las tareas de enfrentar y comprender la realidad que tienen en frente.