El 9 de mayo de 1960 la Administración Federal de Drogas y Alimentos (FDA) de Estados Unidos aprobó, en un cambio que significó toda una revolución, la primera pastilla anticonceptiva para mujeres. De este modo, este método cumplió 60 años, y para conocerlo un poco mejor, es importante saber cuál fue su origen, y cómo empezó su uso en nuestro país.
Par abordar en detalle a estas píldoras, Karina Felitti, la autora del libro La revolución de la píldora, llevó a cabo una investigación que logró determinar, entre otras cosas, que en Buenos Aires fue en la Isla Maciel fue el primer lugar donde se incorporó este método.
Aunque para algunas estas pastillas resultaron una liberación, y para otras una imposición, la investigadora del Conicet intentó analizar a la píldora como un elemento de disputa entre diferentes actores. "Para algunas feministas -blancas, de clase media, heterosexuales- fue una herramienta de liberación; para otras -afrodescendientes, indígenas, pobres- una obligación impuesta por las políticas públicas y/o por un sistema que no apoyaba sus maternidades", explicó.
Sobre esto, Felitti comentó que en los inicios del 1960 el Departamento de Extensión Universitaria de la UBA desarrolló en la Isla Maciel un programa que incluía un centro de salud, y que, debido a que allí era alto el número de abortos clandestinos, se empezó a aplicar la anticoncepción antes que en ningún otro lugar.
Según indicó a Télam la investigadora que también trabaja para el Instituto de Investigaciones de Estudios de Género, de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, el ginecólogo Roberto Nicholson fue uno de los pioneros en el campo y el primero en desarrollar un programa de planificación familiar en el que se utilizaba anticoncepción hormonal
"Él fue un defensor de la píldora dentro de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia de Buenos Aires (SOGIBA). Su catolicismo lo llevaba a defender la anticoncepción hormonal para evitar el "mal mayor" del aborto y tenía mucha sensibilidad social, además de astucia para poder defender su posición en un escenario de debate geopolítico y moral más que médico", contó.
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Aunque este dato no sea tan conocido, Felitti comentó que en los 60', a pesar de que haya estadísticas oficiales ni estudios que permitan tener datos más concretos, quienes más usaban la píldora en nuestro país eran las mujeres casadas."Lo que sí pude comprobar en la lectura de las ponencias médicas en congresos y los testimonios que recogían las revistas de interés general y sobre todo las dirigidas a las mujeres, es que las casadas estaban particularmente interesadas en controlar la fecundidad. Puede ser también un sesgo de las publicaciones que no querían mostrar a mujeres jóvenes solteras en roles sexuales activos", aclaró.
A pesar de que las pastillas anticonceptivas nunca estuvieron prohibidas en la Argentina luego de haber sido aprobadas por las entidades de salud, lo cierto es que en febrero de 1974, durante el gobierno de Juan Domingo de Perón, se publicó un decreto que prohibía las actividades de planificación familiar en los hospitales públicos y que exigía la presentación de receta por triplicado para acceder a las píldoras.
"En las entrevistas que realicé a médicos que trabajan en estos consultorios no surgió que las actividades hubieran cesado pero sí que hubo que enfrentar más obstáculos, desde el temor por estar haciendo algo prohibido hasta cómo conseguir los anticonceptivos, especialmente para mujeres de sectores populares que no podían pagar una consulta privada y así obtener la receta y luego disponer del dinero para comprar las píldoras en la farmacia", sumó.
El uso de las pastillas
Sobre las anticonceptivas, la ginecóloga Melisa Pereyra explicó en una publicación compartida en su perfil de Instagram "Gineconline", que a la hora de usar este método es fundamental el compromiso, la responsabilidad y la adherencia al mismo.En este sentido, sostuvo que la elección del uso de las pastillas tiene que estar aprobado tanto por el médico como por la paciente, para que finalmente resulte eficaz y no se sufra de olvidos.
Para entender de que están hechas, hay que saber que pueden tener dos hormonas, o una sola, sin contener estrógenos. "Hay muchos tipos y cada una tiene diferentes combinaciones y dosis. Lo importante es que la paciente sepa que usa, y que siempre tome el mismo. Si van a cambiar de dosis deben estar asesoradas porque si empieza con un tipo de hormona y luego se cambia, se necesita protección", sumó.
Como las anticonceptivas no son un método de barrera contra las enfermedades sexuales, quienes las utilicen deben usar también el preservativo para evitar contagios.
"Si surge un olvido y la paciente se da cuenta antes de que hayan pasado 12 horas, hay que tomar el comprimido en el momento, y tomar la pastilla del día en el horario habitual, sin tener que hacer ninguna otra cosa. Ahora si lo recuerdo luego de haber pasado 12 horas, hay que tomarlo inmediatamente, y usar preservativo durante siete días, porque la eficacia del método disminuyó", explicó la médica.