Hoy fue un día de buenas noticias para los rugbiers detenidos en Brasil por participar de una pelea en la que un policía sufrió la fractura de su mandíbula. Luego de que se interpusiera un recurso de hábeas corpus, los siete jóvenes fueron liberados, cuatro de ellos a la mañana y los tres restantes unas horas después. De todos modos, sus documentos de identidad fueron retenidos y por ahora no podrán volver a Argentina.
El entrenador Pablo Di Nisio se mostró esperanzado de que los dejen volver al país
Así, los jugadores de Los Cedros Patricio Velázquez, Tomás Fernández, Hernán González, Adrián de Donato, Ignacio Iturraspe, Matías Tapia Gómez y Fermín Ibarra pudieron abandonar finalmente el Complejo Penitenciario Gericinó, en Río de Janeiro. Pero, como explica su entrenador Pablo Di Nisio en el video que encabeza la nota, "ahora viene la segunda parte, la más dura: tratar que la jueza los deje seguir el resto del proceso acá. Por como se comportó hasta ahora, no deberíamos tener buenas señales".
Sin embargo, en su charla con BigBang, Di Nisio revela que tiene optimismo en relación al avance de la causa. "Esperamos que la jueza reflexione y pueda ver las pruebas", se esperanza. "Nada fue como instalaron en el primer momento, no fueron siete patoteros que fueron a pegarle a una persona. Los abogados nos dijeron que por una riña en Brasil nadie queda preso esperando una acusación. Es por eso que pensamos que hubo discriminación porque eran argentinos o porque había un policía involucrado".
Los rugbiers participaron de una riña donde un policía resultó herido.
El entrenador además remarca una y otra vez la inocencia de los rugbiers. "Si yo me hubiera enterado de que había un problema, nunca hubiera pensado que eran ellos. Nos da mucha lástima porque son chicos de trabajo, de estudio, Hernán tiene un hijo. Son muchas las cosas que se juntan aparte de la situación problemática, son cosas personales que uno conoce y así sabe lo mal que lo deben estar pasando por eso también", se lamenta.
En los primeros momentos de su detención en la comisaría, según el relato de Di Nisio, los jóvenes pasaron un mal momento y fueron maltratados por la policía. Una vez trasladados a la cárcel, fueron alojados en un pabellón de entrada dentro de un calabozo del que no podían salir en ningún momento, por lo cual no tuvieron contacto con los demás presos. "Sólo salieron para las visitas. Tenían la luz encendida todo el tiempo y sólo les habilitaban el agua tres veces al día", ilustra el entrenador.
Convocamos a todos los socios a un banderazo en el club para apoyar a los socios que se encuentran en Brasil, familiares...
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"Las familias de los chicos hablan dos palabras y a la tercera se ponen a llorar", revela. "No están acostumbrados a vivir este tipo de situaciones y eso hace que a veces no sepas bien como reaccionar. Te sentís impotente porque no podés hacer absolutamente nada. Por eso es que salimos a tocar puertas y a difundir todo esto para que la gente se enterara, para ver si podíamos tener llegada a la persona justa en el momento justo que nos diera una mano con eso".