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San Cirano, el club de rugby del escándalo que forma "buenas personas"

Si bien su nombre quedó manchado por el accionar de tres jugadores de la institución que golpearon a un indigente, el club tiene una historia de más de 40 años asociada a "formar buenos deportistas y personas", según su página web.

15 Septiembre de 2016 20:39
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El escándalo con el rugbier Javier Cirigliano, que atacó por la espalda a una persona en situación de calle, generó el repudio generalizado de la sociedad y puso el nombre de San Cirano en el ojo de la tormenta.

Sin embargo, el club de Villa Adelina guarda una historia de más de 40 años que pretende preservar impoluta, y que esta mancha provocada por los tres jóvenes, que hasta hace días vestían su camiseta, no empañe una tradición de “institución deportiva de renombre, formadora de buenos deportistas y buenas personas”, como reza su página web.

Desde su fundación, en 1971, el rugby fue su principal actividad. 

Nacido en 1971 bajo el nombre de “Asociación de Ex Alumnos del Colegio San Cirano”, el club no tuvo en sus orígenes un espíritu deportivo: la idea de sus fundadores era que funcionara como un “club social de antiguos alumnos”.

Pasaron apenas dos años para que se dejara de lado la idea madre y la Asociación se convirtiera en un club deportivo y pasara a llamarse Club San Cirano, nombre que mantiene hasta hoy.

Un año después se creó el equipo de hockey femenino, y el club se registró en la Asociación Amateur Argentina de Hockey sobre Césped. Sin embargo, su actividad principal fue siempre el rugby, siendo su máximo logro en la historia la conquista del Torneo Nacional de Clubes de 1998.

Su máximo logro fue la conquista del Torneo Nacional de Clubes de 1998. 

“Después de más de 40 años de historia, han pasado por nuestras canchas miles de jugadores de rugby y jugadoras de hockey, que nos convierte en una institución deportiva de renombre, formadora de buenos deportistas y buenas personas”, resalta en su web un club que se encuentra en plena etapa de expansión a partir de la construcción de una nueva sede en la localidad de Canning.

Una leyenda que parece contradecir la cobarde, brutal y absurda acción de tres jóvenes formados en esas canchas y de la que hoy habla, con bronca y verguenza, todo el país.

Por eso, en el comunicado difundido a la prensa el club hizo especial hincapié en que la suspensión de por vida de los socios involucrados fue realizada por considerar que su accionar no representa “los valores que promueve nuestra institución”.

¿Podrá el común de la gente no asociar el nombre de San Cirano a la triste imagen viralizada cada vez que escuche la mención del club? Sólo el tiempo lo dirá.

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