En diálogo con el periodista Joaquín Morales Solá, el papa Francisco reveló que le gustaría visitar Argentina el año próximo y se refirió a sus conflictos con sectores conservadores de la Iglesia católica.
"No me enfrento a ellos. Que digan lo que quieran, yo no respondo", sentenció. En el diálogo, el sumo pontífice evitó referirse a temas de la política argentina.
Sin embargo, cardenales cercanos dieron a entender que Francisco se siente tironeado por los sectores que se disputan el poder en nuestro país. Así, por ejemplo, señalaron que cuando se refirió al "lawfare" (término que significa "guerra legal" y fue utilizado por Cristina Fernández de Kirchner para referirse a las causas abiertas en su contra), "pensó en casos que son evidentes en otros países americanos, no en la Argentina".
Como ejemplo central de esa disputa alrededor de la figura del Papa, un prelado cercano a Francisco trajo a colación su encuentro con Inés Weinberg de Roca, la candidata de Mauricio Macri al puesto de procuradora general de la Nación
"¿Qué habría sucedido si hubiera recibido a una candidata de Cristina Kirchner sin acuerdo del Senado? ¿Cuántas cosas se hubieran dicho sobre el supuesto apoyo de Francisco a una candidata de la ex presidenta? Pero la señora Weinberg ni siquiera figuró en las crónicas periodísticas", expresó el dignatario vaticano que eligió permanecer anónimo.
Además, otro arzobispo que lo frecuenta aseguro que el sumo pontífice no se reunirá con ningún dirigente político durante el año electoral. "El Papa no tiene ninguna predilección política en las próximas elecciones argentinas. Ninguna. Jamás lo escuchamos pronunciarse sobre el proceso electoral de su país", señaló tajantemente.