"Lo que sucede un poco es que, si bien se esta hablando cada vez mas sobre las corporalidades, su diversidad y su representatividad, como en cualquier causa que se vuelve mainstream comienzan a aparecer dobles discursos o se invisibilizan algunas cosas funcionales al mismo sistema de cuerpos hegemónicos".
Con esas palabras, la modelo y activista gordx Sami Alonso reflexiona en diálogo con BigBang sobre el caso denunciado días atrás por la tucumana Sofía Ortiz Andrada, también modelo, rechazada en la puerta del boliche Bruto de Mar del Plata.
Ella también recuerda haber sido objeto de episodios similares al vivido por Sofía. "Cuando era RRPP en una matiné de Capital, al ser gorda nunca estaba en la tarima o lugares visibles", relata.
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Y por supuesto, los boliches son a su vez reflejo de toda una lógica que, para Sami, se "relaciona con el mercado de consumo masculino".
"Seguimos siendo un objeto para atraer a los varones y por eso, en un lugar para divertirse, garpa mas que haya pibas hegemónicas", subraya. "Hay privilegios flacos, eso te posiciona en un lugar mucho mas piola. Para una piba gorda, ir a un boliche promedio implica someterse a la mirada del otro, o ver todas tienen el vestidito de moda y yo lo que encontré o lo que pude. Hay un montón de hostilidades".
Sin embargo, Sami celebra que al menos el lenguaje simbólico alrededor del tema poco a poco está cambiando: lo que antes mediáticamente sería descrito como discriminación ahora abiertamente se etiqueta como gordoodio.
Esto no significa, desde ya, que no haya aún logros por alcanzar. "La primer batalla cultural era que los gordxs nos organizaramos como activistas. Ahora pasa por las personas que no tienen esa información, que no pueden leer el gordoodio. No es algo solo de los activistas, tiene que ser cultural y pasar por poner freno".
Pasos en el camino
Sami también advierte la necesidad de poner un foco diferente sobre la definición de salud, muchas veces utilizada falazmente como excusa de muchos discursos gordoodiantes."La salud es integral. Opinar sobre el cuerpo de otra persona, castigar a otro cuerpo, decirle que así no está bien, lo único que hace al menos es enfermar nuestra salud mental", ilustra. "Tenemos que repensar que es la salud realmente. ¿Es que un estudio te de bien?¿Por qué no tener un cuerpo hegemónico seria ser enfermo? Hay que tener en cuenta también que el privilegio flaco implica toda una construcción alrededor de la delgadez: la felicidad, el éxito, la pareja, cosas que supuestamente estando gordx no podés lograr".
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Y en este camino, el Estado también tiene su rol: el de acercar herramientas legales en pos de la igualdad, pero también instrumentar los medios para que se cumplan.
"El no poder vestirnos es vulnerar un derecho. La ley de talles no se reglamentó ni se implementa: 7 de cada 10 personas tiene problemas para encontrar talles", remarca Sami. "El Estado debe intervenir, lo mismo cuando hay hostigamiento. Somos el segundo país del mundo con más trastornos de la alimentación, ¿y eso no nos hace ruido?".