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"Se hizo justicia": el grito de la madre de Araceli, los aplausos en la sala y el "cagones" a los acusados

Esta tarde el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 condenó a perpetua a tres de los acusados por el femicidio de Araceli Fulles.

04 Noviembre de 2021 19:11
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Si bien el cielo permanece nublado, por momentos sale el sol y el calor resulta agobiante. La puerta de los tribunales de San Martín está empapelada con la imagen de Araceli Fulles, la joven de 22 años que en 2017 fue estrangulada y asesinada en José León Suárez. Por ella la gente se agolpa en la puerta. Los que están ahí no son solo familiares y amigos, también se encuentran aquellos que desde el día uno piden que los responsables del femicidio tengan la condena que se merecen.

Aunque los papás de Araceli se muestran tranquilos, por dentro los nervios casi no los dejan respirar. Sin embargo, cuando ven el apoyo (hay casi una cuadra repleta de personas esperando la sentencia), juntan fuerzas de nuevo y siguen adelante. Este jueves no es un día cualquiera. Después de 4 años y medio, finalmente tres de los acusados por el crimen de la joven se enfrentarán a una condena a prisión perpetua.

Con ojos cansados y tristes, Ricardo Fulles está en el centro de la escena, con gente que todo el tiempo lo saluda, le da una palmada en los hombros y le dice que hoy sí, que hoy la condena sale. "Recordar todo el pasado es muy feo, pero durante el juicio traté de controlarme. Estoy desesperado por ver si realmente podemos llegar a conseguir justicia, porque sí sabemos que esa es la gente autora del femicidio de Araceli", le confiesa a BigBang media hora antes del inicio de la última audiencia.

El juicio empezó hace un mes e inicialmente tuvo sentados en el banquillo de los acusados a 8 hombres. Sin embargo, en los alegatos la querella a cargo de Diego Szpigiel y la fiscalía, representada por Mariana Piwarczuk, resolvieron acusar directamente a solo tres de ellos: se trata de Carlos Casalz, Hugo Cabañas y Marcelo Escobedo. En lo que respecta al resto, Hernán Rodrigo Badaracco, Carlos Antonio Ibarra, Daniel Alaniz y los hermanos Jonathan y Emanuel Ávalos, por lo menos por ahora, no se pudieron juntar las pruebas suficientes para ir en su contra.

 

Por eso es que el papá de Araceli sabe que todavía las cosas no terminan con esta posible condena. Está seguro de que hay más responsables que todavía tienen que pagar. "Vamos a tratar de llegar a todos, que no son solo lo que estuvieron sentados ahí, hay mucha más gente implicada. Esto viene mal intencionado desde el principio. Hoy esperamos que condenen a los tres tipos que están con vida, que los condenen como corresponde, que le den perpetua sin beneficios", dijo, a la misma vez que agradece a los medios de comunicación por estar presentes: está seguro que sin la ayuda de ellos la mitad de las cosas hubieran sido imposibles.

Araceli fue vista por última vez el día 2 de abril de 2017, después de que supuestamente le mandara un mensaje a su mamá para decirle que pusiera el agua para el mate porque estaba llegando a su casa. Pero nunca llegó. Su cuerpo fue encontrado 25 días más tarde enterrado sobre una especie de losa improvisada en la casa de Darío Badaracco, el primer sospechoso y detenido que tuvo la causa. Sin embargo, luego el acusado fue asesinado por sus compañeros en el penal que estaba alojado, y con su muerte muchas verdades desaparecieron.

Sin embargo, él no fue el único señalado por la Justicia. Gracias a la investigación se pudo determinar que después de haber ido a un festejo con amigos, Fulles conoció a un grupo de personas, y que además estuvo en una plaza cercana a su casa, donde por última vez la vieron con vida. Lo que pasó después aún no está del todo reconstruido, y al menos algunos de esos sucesos fueron analizados durante el proceso que hoy llega a su fin.

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Mientras los minutos pasan rápido bajo los rayos de sol que ya son permanentes, la Avenida Ricardo Balbín, en San Martín, se carga cada vez más. Es que el tribunal resolvió que la condena sea pública, y por eso colocaron unos parlantes en la puerta para que toda la gente que está afuera esperando, pueda escuchar.

Finalmente, las puertas de los tribunales se abren, y poco a poco la gente comienza a pasar. La sala elegida no es cualquiera; es grande y está repleta de sillas. Después de la prensa, los primeros en ubicarse son los papás de Araceli, y luego empieza a llegar el resto de la familia. Aunque el horario pactado era a las 16, finalmente los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°3 aparecen casi media hora después y toman asiento en sus lugares. Lo que sigue nadie se lo espera: los imputados decidieron que no quieren escuchar la condena en la sala, y a pesar de la insistencia de uno de los magistrados, finalmente los acusados hacen uno de su derecho y no salen. "Cagones", "hijos de puta", se escucha que gritan algunos familiares en medio del enojo y el dolor. 

Sin los imputados presentes, y en medio de un nerviosismo enorme y de una cansancio feroz por la espera, finalmente en menos de un minuto se lee la condena. Sin más, Casaiz, Cabañas y Escobedo son condenados a prisión perpetua, y no solo eso, los jueces ordenan su inmediata detención y disponen la prisión preventiva para los tres. Ante el anuncio de cada pena, la sala se llena de aplausos, y los gritos de los presentes generan escalofríos en la piel.

 

La que no puede parar de llorar es Mónica Ferreyra, la mamá de Fulles, y por eso es que debe ser contenida por sus otros hijos. Los tres se funden en un abrazo hermoso, y a su alrededor la gente les dice que se hizo justicia. Como si el peso de todos estos años le cayeran de pronto, repentinamente la mamá de Araceli tiene que sentarse y pide algo para tomar porque no se siente bien. Cuando la ayudan a recuperarse, alcanza a pararse y grita: "Se hizo justicia por ella, mi vida. Mis hijos los amo, por ustedes sigo".

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Mientras todos se disponen a desalojar la sala, se hace una larga fila hasta poder salir a la vereda. Una vez allí, la familia decide soltar un puñado de globos violeta en honor a Araceli, y mientras todos se abrazan y celebran que al menos los asesinos ya no van a estar más en libertad, Mónica agrega: "No salieron porque son cobardes. Todos tenemos que seguir luchando". Esa última frase la dice porque no está sola, junto a ella se encuentran varios familiares de víctimas de femicidio, como es el caso de Claudia Salgan y el de muchas otras mujeres que hoy están representadas por quienes más las querían.

La familia Fulles estuvo acompañada durante todo el proceso por el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación. El contacto comenzó después de que los papás de la víctima le presentaran una carta al presidente Alberto Fernández para pedirle ayuda. "A raíz de ese pedido, y de un encuentro que hubo con familiares que son víctimas indirectas, nos pusimos en contacto con Mónica. Si bien siempre hablábamos por teléfono, una semana antes del inicio del juicio nos encontramos para conocernos las caras, y ahí acordamos que íbamos a estar en todas las audiencias", cuenta a este portal ya mucho más relajada la Directora de Abordaje Integral de Casos de Femicidios, Travesticidios, Transfemicidios y Delitos contra la Integridad Sexual Natalia Chinetti, cuando la condena ya es un hecho.

Según explica, durante todo el proceso le fueron contando a los papás de Araceli qué iba a ir pasando audiencia tras audiencia, con el objetivo de ir preparándolos, porque no resulta nada sencillo recordar lo que pasó y mucho menos sentarse a escuchar testimonios fuertes. "Ricardo y Mónica siempre estuvieron adentro de la sala, y los hermanos afuera, así que también salíamos a contar qué era lo que iba pasando adentro. La idea siempre fue cuidar y que no se revictimizara a Araceli", aclara por último.