Más
Actualidad

Seis consejos para mejorar la calidad de sueño de los más chiquitos, según la pediatra Sabrina Critzmann

Columna de opinión de Sabrina Critzmann, médica pediatra (MN 148279).

05 Enero de 2021 14:52
nin?o-durmiendo-

El calor aprieta en el hemisferio sur, junto a las vacaciones de verano. Venimos de un año de cuarentena, pandemia y mucha quietud, lo cual repercutió en el sueño de los chicos. El sueño en la infancia es madurativo. Los despertares en los chicos son esperables hasta los 6 años. Esto se debe a que tienen que ver con la maduración neurológica. No es algo que podamos “entrenar” porque obedece al desarrollo del cerebro, al igual que el control de esfínteres o aprender a caminar.

Durante el sueño se procesa mucho de lo que se aprendió en el día. Es normal que se despierten varias veces o que tengan un sueño más intranquilo cuando están en pleno desarrollo. También sucede que van incorporando nuevas fases de sueño y eso tiene que ser “practicado¨.

Los chicos y los berrinches: ¿cómo construimos límites con respeto y amor?

Vamos a ver algunos tips para que los chicos puedan descansar mejor:

El colecho seguro: Durante muchos años se planteó que la práctica del colecho (dormir en la misma cama de los mapadres) estaba asociada con la muerte súbita. Hoy sabemos que, al contrario de lo que se creía, el colecho seguro fomenta la lactancia materna; y que, además, previene la muerte súbita. El colecho seguro implica dormir en una cama sin almohadones, niditos, ni nada que pueda generar riesgo de asfixia. Y, sobre todo, no compartir cama con fumadores o personas que tomen alcohol o sustancias que generen un sueño muy profundo, con el consiguiente riesgo de aplastamiento del bebé. Es importante fomentar la actividad física de los chicos: Se recomienda salir a dar vueltas a la cuadra, ir a la plaza, ir a los juegos. Siempre respetando el protocolo y los horarios de sol permitidos (antes de las 10 y después de las 17). Evitar pantallas el mayor tiempo posible: Sí, son parte de la vida de los chicos, y eso no está mal. Pero las pantallas tienen ese “atrapamiento” que nos sucede también a los adultos: ¿quién no se ha quedado viendo “un capítulo más” de una serie a la noche? Pero genera un estado de hiperestimulación y nerviosismo, el cual se traduce en dificultades para conciliar el sueño. Por este motivo, no se sugiere que haya pantallas en las habitación de los niños y niñas. No tapar a los chicos y brindarles ventilación: El calor genera molestia y despertares, es por eso que no hace falta tapar a bebés y niños por la noche. Se pueden usar ventiladores y aires acondicionados en la habitación de bebés, niñas y niños. Es importante revisar que no les de el viento directo.¿Por qué? Porque a la larga es molesto, igual que nos pasaría a los adultos. La alimentación es un punto clave: Si un niño o niña recibe productos azucarados, ultraprocesados, con colorantes o estimulantes como la cafeína, es muy posible que impacte en su comportamiento y que le cueste más conciliar el sueño.  Colaborar en la estimulación del sueño como familia: Es importante adoptar hábitos saludables en conjunto. ¿Cómo? Se recomienda ir bajando la actividad a partir de las 20 horas y adoptar rutinas que les aporten seguridad. Sin necesidad que sea siempre a la misma hora, se pueden establecer ciertas acciones que se repitan justo antes de dormir, como por ejemplo: cenar, bañarse, cepillarse los dientes y leer un cuento e ir a la cama. Esto debe ser constante y sin obligar. Son acciones que hacemos todos juntos como familia y los niños y niñas aprenderán a imitarlas.Por último, destaco la importancia de no “dejar llorar” como método de entrenamiento a bebés, niñas y niños. Este método, muy popular en los años ´80 y ´90, generó innumerables consecuencias psíquicas en muchas personas ahora adultas. Imaginen a un bebé llorando hasta dormirse, comprendiendo que nadie irá a consolarlo ni responderá su llamado, creyendo que no cuenta con nadie más que sí mismo en el mundo.

Miel, carne picada y galletitas: los alimentos que ya no se sugieren para los bebés

Nosotros, los adultos, somos el punto de partida, el lugar seguro. No estarán muchos años en nuestros brazos. Muchos años de sus vidas dormirán más lejos que cerca nuestro. Disfrutémoslos y acompañémoslos en su desarrollo día a día.

Si te interesó la columna, podés encontrar a la autora en InstagramFacebook y su página Web.