por Gisela Nicosia
01 Abril de 2019 14:39Una mujer ingresa a la sede de CTA y pregunta por las chicas de AMMAR. El recepcionista le dice que espere, que ya vendrán a buscarla. A los minutos se suman otras dos jóvenes. Desde lo lejos, por un pasillo al fondo se ve venir a un muchacho. Se acerca y se encarga de orientarlas hacia donde debían ir. Las sigo y llegamos a un aula. Hay una ronda de más mujeres que comparten unos mates mientras esperan comenzar. Algunas se conocen, otras confiesan que recién comienzan. Todas son trabajadoras sexuales y juntas integran la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina.
- ¿Cómo se llama el fotógrafo que te hizo la última producción? Y la charla sigue y transita distintos aspectos de su trabajo... Cada una pertenece a un mundo diferente, tiene horarios distintos y maneja sus clientes en paralelo a otros trabajos, o incluso con los horarios de la facultad. Otras cuentan que prefieren postularse en sitios específicos, de oferta online.
Quizás, a esta altura de la nota, quien lea estas líneas se preguntará cuál fue el motivo que disparó estas entrevistas. Con motivo del 8M, en BigBang publicamos una columna de opinión escrita por Georgina Orellano, como titular de la asociación AMMAR. En la misma, repasaba la lucha constante por sus derechos, como los de cualquier trabajador. Pese a que siempre en las redes sociales abundan los comentarios lapidarios y lastimosos, varios de los mensajes realmente negaban la posibilidad del consumo de prostitución y ninguneaban a Orellano. Ante eso, BigBang visitó un encuentro de meretrices al azar, sin avisar, para ser testigos de lo que sucede en cada jornada. Todas coinciden en que pese a la ola feminista, hablar de sexualidad a cambio de dinero continúa siendo un tema complejo. Algunas lograron visibilizar su empleo sin conflicto, otras evitan que sus conocidos se enteren. "Nos critican, cuestionan, pero también contratan los servicio. Nuestros clientes son padres, hermanos, vecinos de alguien...", dice Georgina, y sigue: "Siempre nos dijeron que la sexualidad era a través de la gratuitud y el amor. Las trabajadoras sexuales rompemos con eso. Transformamos lo que nos dijeron que era amor y le pusimos un precio. Eso incomoda a algunos, pero es un trabajo más. Poco a poco somos más las que mostramos la cara, pero no debería ser así. Tampoco queremos convencer a nadie, queremos trabajar y ser reconocidas ante el Ministerio de Trabajo”. Para ella, como para el resto, dar placer es cumplir con su cotidianidad laboral. Cada una lo hace con sus reglas, sus precios y en la modalidad que considere: sea de forma online; desde una platarforma; redes sociales, o haciendo la calle.
"La gente imagina que la prostituta está de noche, en la calle, con poca ropa y esa quizás es una forma de prostitución. Pero no la única y no todo es como el imaginario social cree"
La mayoría de los debates sobre prostitución están vinculados con temas de la moralidad. Y es lo que Orellano cuestiona, que la moralidad de algunos pese en la vida de todos como sociedad. "Necesitamos que se genere empatía con nuestras necesidades como trabajadoras. Eso significa que finalmente seamos reconocidas como tales y poder obtener mejoras en las condiciones laborales, acceder a una obra social, mayor seguridad y dejar de ser denigradas, tal como le ocurre a otros empleos como son los reclicladores de residuos. Eso nos lleva a vivir una vida bajo muchos estigmas y con exclusión social", resume en la charla con este sitio.
VIDEOENTREVISTA CON GEORGINA ORELLANO: "HAY UN SECTOR DE LA SOCIEDAD QUE NOS VICTIMIZA Y QUIERE VENIR A RESCATARNOS"
LOS NÚMEROS DEL SINDICATO DE TRABAJADORXS SEXUALES
AMMAR se creó hace 24 años. Está presente en 10 provincias. Tiene 6.500 afiliadxs. 86% son jefas de hogar. Hay mujeres cis, travestis, hombres y personas no binarias.LA PROSTITUCIÓN Y LA TRANSEXUALIDAD
Melisa De Oro es trabajadora sexual trans y docente de primaria. "Yo soy una puta maestra y una maestra puta", dice entre risas, pero se pone seria al hablar sobre las condiciones que enfrenta al ejercer la prostitución. "Algunos opinan que el trabajo sexual es peligroso y creo que no lo es. Hay profesiones que son más peligrosas. Los casos en los que una compañera es asesinada es por el odio al género que no se ajusta a la heteronorma, no al trabajo en sí", afirma al inicio de la charla.VIDEOENTREVISTA CON MELISA DE ORO: "LA PUTA ESTÁ FORZADA A VICTIMIZARSE PARA EMPATIZAR CON LA SOCIEDAD"
"La visión del trabajo sexual de los que no ejercen se disfraza como en la salvación de alguien, pero en realidad es de nadie. Porque la trabajadora no necesita ser rescatada. Eso mismo rebaja, minimiza a la trabajadora. La toman como una víctima, o sin recursos, no se le valida su elección. Hay una neoevangelización del sexo, una mirada paternalista y maternalista, como que nos deben rescatar, como que lo hacemos porque no estamos cautivas. Hay una constante persecución a la vida sexual adulta y mucha fantasía sobre lo que hacemos".