El tema siempre fue polémico, discutido y, salvo algunas excepciones, se mantenía casi como un secreto de Estado hasta que trascendía. Pero hoy, el Gobierno nacional dispuso que los regalos recibidos por funcionarios, ya sea por cortesía, costumbre diplomática, o "agradecimientos", pasarán a ser propiedad del Estado.
No hay registros confiables sobre lo que reciben los funcionarios.
Todo lo recibido en ese concepto será destinado a fines de acción social, salud o educación, o para incorporarlos al patrimonio histórico cultural, según corresponda. Además, tanto el detalle de esos regalos como la información de viajes de funcionarios públicos financiados por terceros "estarán disponibles" en el sitio web de la Oficina Anticorrupción y en el Portal de Datos Abiertos del Ministerio de Modernización.
La Ferrari es mía, mía, mía
La historia reciente argentina registra casos resonantes, algunos cercanos a la parodia y otros, al menos, sospechosos. En el pedestal, casi sin dudas, brilla la Ferrari roja que recibió Carlos Menem en 1991 de parte del empresario italiano Máximo del Lago.
Menem, orgulloso con su Ferrari. Un escándalo.
Cuando se desató el escándalo y atosigado por los periodistas, Menem reclamó, casi a modo de súplica y de justificación: "La Ferrari es mía, mía y mía". pero debió resignarse, vender el lujoso auto y donar el dinero recaudado.
Los jarrones del escándalo
Fernando de la Rúa también tuvo su affaire. Por un lado, Maria Kodama, viuda del escritor Jorge Luis Borges, le obsequió una edición de El Aleph con ilustraciones de José Hernández, en homenaje a Carlos Fuentes. El dato trascendió, pero no así el destino final del incunable.
Y dónde está el libro.
Pero lo que fue un dolor de cabeza para De la Rúa fue aceptar dos finos y costosos jarrones chinos y una escultura que le regaló una empresa española“Fomento de Construcciones y Contratas S.A.” con intereses comerciales en el país.
Las reliquias chinas llevaron a De la Rúa ante la justicia.
La desaparición de esos regalos le costó al ex mandatario de la Alianza una denuncia penal y hasta tuvo que declarar ante la Justicia.
La espada de Simón
Hugo Chávez le entregó como presente a Néstor Kirchner al día siguiente de su asunción, el 26 de mayo de 2003, la espada de Simón Bolívar, obsequio casi místicoque Chávez reservaba para pocos mandatarios.
La espada bolivariana, de Cávez a Néstor.
En ese momento las relaciones de Argentina con Venezuela todavía no eran carnales. El destino, el paradero del histórico objeto bolivariano es desconocido, ni tampoco el de la edición original del libro "Principios de la Economía" de Thomas Malthus que también le obsequió el ex líder venezolano.
La colección de Cristina
Poco es lo que se sabe acerca de los "cumplidos materiales" que recibía CFK casi a diario. No hay registros, más allá de lo que ella contaba alguna que otra vez o se dejaba trascender.
El multimillonario mexicano le obsequió una Macbook último modelo.
Con el regalo que aceptó del empresario mexicano Carlos Slim, una Macbook Air, la computadora que por entonces la última versión de Apple fue centro de críticas. No debería haberlo aceptado porque Slim es un empresario con intereses comerciales en el país. Y la computadora...no se sabe.
Cristina fue sorpresivamente agasajada con una esmeralda en un acto en Salta. La joya, valuada en u$s 5000, se la acercó Carlos Sampedro, un admirador.
Cristina, feliz por el regalo del ex premier ruso.
Evo Morales le regaló un juego de aros, collares y colgantes de plata boliviana, mientras que el ex-presidente ruso, Dimitri Mendvedev le regaló gorros de piel. Nicolás Sarkozy, ex premier francés le entregó un libro antiguo sobre Napoleón Bonaparte y el Gobierno español la honró con una edición de lujo del Quijote.
CFK junto a Simón, el perro que le regaló Chávez.
Pero el más curioso es el presente que le envíó Chávez, aparte de la consabida réplica de la espada de Bolívar: el perro "Simón" .
Más allá del costo monetario que puedan tener los regalos oficiales, éstos, según la ley, pertenecen al Estado y deben ser devueltos al término de los mandatos.
En Estados Unidos, por ejemplo, la oficina de protocolo del gobierno norteamericano hace públicos cada año los regalos que recibe el presidente, como los 150 kilos de cordero patagónico que le regaló Kirchner a George W. Bush en 2004.