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"Somos fantasmas": el drama de los 12 argentinos varados en un crucero con 20 casos confirmados de coronavirus

Debían haber arribado a Chile, pero por la pandemia el barco se desvió y terminó en Miami. Exigen a Cancillería que la repatriación. Fuentes diplomáticas adelantaron a BigBang que el proceso podría no ser tan rápido.

06 Abril de 2020 10:15
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El siete de marzo, cuando Dante Leguizamón embarco en el crucero Zaandam de la empresa Holland America rumbo a San Antonio, Chile, jamás imaginó que un mes después terminaría en Miami, a más de 6.600 de su destino original. Por la pandemia de coronavirus cerraron los puertos de decenas de países y el barco regresó a su lugar de origen. En el interior, sólo queda un grupo de 12 argentinos varados y encerrados desde hace semanas, junto con otras 20 personas que dieron positivo de COVID-19. Cancillería prometió intervenir para repatriarlos, aunque una fuente diplomática adelantó a BigBang que el regreso se podría demorar.

La historia comenzó el siete de marzo, cuatro días antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia de coronavirus a nivel global y el mundo entrara en el alerta por el extraño virus que hasta este lunes ya provocó más de 70.400 muertes. Ese día, en la Argentina se confirmaba la primera muerte por COVID-19, y aunque ya había más concientización sobre la enfermedad, todavía no se había declarado ninguna medida restrictiva de circulación, ni se habían cerrado las fronteras. Ese día, Leguizamón subió con un amigo trabajador del crucero, Esteban, rumbo a San Antonio, una ciudad costera de Chile ubicada a 120 kilómetros de Santiago.

Sin embargo, en el trayecto hasta allí el mundo cambiaría por completo: el 11 de marzo la OMS declaró al coronavirus como una pandemia y los casos comenzaban a multiplicarse en todos los países, incluido Chile, que hasta hoy registraba más de 4.400 enfermos. El 14 de marzo, cuando el barco llegó a Punta Arenas les informaron que el puerto estaba cerrado. “No nos dejaron bajar en Punta Arenas, no nos dejaron descender en San Antonio y tampoco en Valparaíso”, le dice Leguizamón a BigBang desde su cabina de apenas tres metros cuadrados en el crucero amarrado en el puerto de Miami. “El barco - cuenta Dante, periodista cordobés de 45 años - comenzó a navegar sin rumbo fijo y después de cruzar Panamá llegó hace cinco días a Miami”.

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En el Zaandam, crucero de bandera norteamericana, hubo al menos 20 casos confirmados de coronavirus. Además, otras cuatro personas murieron, aunque Leguizamón no puede precisar si se trata de fallecidos que contrajeron el virus o perdieron la vida por otras razones. Ahora mismo, en el buque quedan sólo los 12 argentinos, un reducido grupo de europeos, un grupo de peruanos y los pasajeros enfermos que todavía atraviesan el período de estricta cuarentena. De los 1.200 pasajeros, cuenta Leguizamón, pudieron regresar a sus países unos 1.000. “El barco trató muy bien a los enfermos, lograron que en una población de gente muy grande no se enfermara todo el mundo”, señala.

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El reclamo a la Cancillería fue elevado días atrás, cuando arribaron a Miami. Según Leguizamón, la firma propietaria del crucero acordó con el estado de Florida que los pasajeros sólo podrán bajar del barco para tomar vuelos chárters para volver a sus países. “Pero Argentina está cerrada, entonces eso se complica. La empresa está tratando de conseguir un vuelo y los permisos”, se ilusionó el hombre de 45 años. Según supo BigBang, la Cancillería trabajaba en obtener el visado de los 12 argentinos varados para que puedan descender del barco. El plan es que del crucero suban directo a un avión y sean trasladados hacia el país. Sin embargo, una fuente diplomática dijo a este medio que no es una situación sencilla y que puede que el vuelo se demore. “Obtener el permiso debería ser lo más sencillo, no sé si la vuelta será rápida”, indicaron.

Se percibe un deterioro mental, físico e inmunológico, nuestras defensas disminuyen".

“SOMOS FANTASMAS”

“Estamos muy estresados, yo estuve en una cabina de tres metros que está justo debajo de la enfermería por donde pasaron los contagiados y los fallecidos, es un lugar de tres metros cuadrados, distinto a donde están los pasajeros, porque yo vine acompañando a alguien que trabaja en el barco”, describe Leguizamón, que además cuenta que la situación ha sido muy compleja. “Tenemos la esperanza de que se resuelva, estamos comunicados con nuestras familias porque nos abrieron Internet a todos. El miedo es que el barco vuelva al mar, porque sabemos lo que costó conseguir un puerto”, agrega.

De acuerdo con su relato, el resto de los pasajeros argentinos se encuentran recluidos en sus camarotes. Reciben comida y atención, aunque no pueden salir, ya que deben respetar la cuarentena. Leguizamón, en cambio, tiene permitido hasta cuatro salidas diarias para tomar aire. “Están encerrados hace 15 días en sus habitaciones, estamos en Florida, pero ni siquiera nos han sellado el pasaporte, no hicimos Migraciones, somos fantasmas”.

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Más temprano, Leguizamón y el resto de los argentinos difundieron un fuerte comunicado en el que describían la dura situación que atravesaban. Allí describían la situación con un “alto grado de estrés” y un “desgaste notable” en el estado de ánimo. “Se percibe el deterioro mental, físico e inmunológico, tenemos una clara sensación de que nuestras defensas disminuyen, por ahora ninguno contrajo el virus, pero la angustia y el miedo a convivir con el coronavirus nos pone en un estado de tensión y desgaste permanente”.