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¿Son las "microdosis" de LSD el camino para mejorar la performance del cerebro?

Cada vez más personas las usan para conseguir un mejor rendimiento laboral y creativo, y para combatir síntomas de ansiedad y depresión.

21 Septiembre de 2018 19:11
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Con la publicación en el año 2011 del libro La Guía del Explorador Psicodélico, de James Fadiman, una nueva subcultura salió a la luz: la de los usuarios que recurren al alucinógeno LSD en microdosis en búsqueda de una amplia serie de beneficios, algo que se convirtió en una moda reciente dentro de la industria tech.

Aseguran que el uso de microdosis de LSD aumenta las capacidades del cerebro. 

Así las personas que recurren a esta técnica aseguran que eleva la creatividad, los niveles de energía, la concentración y las habilidades sociales. Sujetos con depresión o ansiedad también la usan para reducir sus síntomas. 

¿Cómo funciona?

El mecanismo, al parecer, tiene que ver con la acción de la serotonina, la sustancia química encargada de transmitir impulsos nerviosos, que afecta desde el comportamiento hasta los sentimientos, incluyendo la manera en la que se procesa la información. 

Las sustancias psicodélicas, como el LSD y la psilocibina, tienen una estructura similar a la de la serotonina y trabajan siguiendo un camino similar. Concretamente, actúan simulando sus efectos y estimulan particularmente un receptor en la corteza prefrontal del cerebro.

A su vez, la estimulación de esta sección cerebral deriva en la producción de sustancias que estimulan la conexión nerviosa y funciones como la cognición, el aprendizaje y la memoria. Paralelamente, los alucinógenos causan que se pongan en contacto partes del cerebro que usualmente no se comunican entre sí.

La hora de la ciencia

El hábito del microdosaje se difundió en individuos que buscaban alcanzar los efectos neurológicos beneficiosos sin las cualidades alucinógenas de la dosis recreativa.

La idea es consumir entre seis y 20 gramos, el equivalente a de 1/16 a 1/5 de una tableta de LSD. Para conseguir la dosis ideal, puede recortarse la tableta o sumergirla en agua destilada para beberla con gotero. 

Para evitar el acostumbramiento -y subsecuente disminución en los efectos- que suele producir el LSD, debe dejarse un espacio de dos días entre cada toma. No se recomienda la práctica en personas que sufren de psicosis, esquizofrenia o ansiedad severa, y siempre se advierte que la sustancia tiende a amplificar los estados emocionales. 

La mejor forma de administrar las microdosis es diluyendo la tableta en agua y tomando con gotero.

Y si bien la ilegalidad de la droga en la mayoría de los países ha evitado que se instrumenten estudios científicos sobre el microdosaje, la Fundación Beckley, en Inglaterra, instrumentó a principios de este mes el primer experimento sobre este hábito.