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Sputnik V, todas las mentiras y fake news sobre la mesa: “Está demostrado que es tan efectiva como el resto”

Ernesto Resnik, científico y biólogo molecular, analiza una por una todas las mentiras en torno a la vacuna que se aplica en la Argentina.

por Manuela Fernandez Mendy

26 Enero de 2021 17:28
Vacuna-Coronavirus
Vacuna-Coronavirus

El 29 de diciembre del año pasado, sólo nueve meses y 20 días después de que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia de Covid-19, la Argentina comenzó su campaña de vacunación con la llegada al país de las primeras 300 mil dosis de la Sputnik V. Desde entonces, fueron muchas las fake news y campañas de desinformación en torno a la peyorativamente denominada "vacuna rusa", que se vio de inmediato sumergida en la arena de la disputa política local. "Está demostrado que es tan efectiva como el resto, parece una locura que haya que aclarar esto", precisa desde Estados Unidos Ernesto Resnik, científico y biólogo molecular, en diálogo con BigBang.

El especialista es además inmunólogo y biotecnólogo. Sabe que deberá responder una batería de "preguntas obvias" no ya para la comunidad científica, sino también para la sociedad en general. "En estados Unidos hay un movimiento antivacunas que es filosófico, pero por fuera de ellos nadie está cuestionando la efectividad de ninguna de las vacunas como sucede en la Argentina", reconoce a la distancia, al tiempo que bromea: "¿Nadie se preguntaba años atrás de qué laboratorio era la vacuna de la gripe que se aplicaban antes de cada invierno?".

"Las vacunas son relativamente simples y similares, porque usan el mismo principio que es una proteína del virus (en este caso el Covid-19). Quedan sólo dos vacunas de origen chino que usan el viejo método del virus entero. Lo que se usa ahora es un 'pedacito' del virus, que es una parte de la proteína. La eficacia tiene que ver con el vehículo, que son los vectores virales. Cuando ye inyectan la dosis lo que hacen simplemente es meter la información genética de esa proteína y el cuerpo produce de esa forma la inmunidad. Todas han funcionado y todas van a funcionar, porque básicamente comparten el mismo principio", refuerza Resnik.

-Quitando la puja política local, ¿cuál es la reputación de los científicos rusos a nivel mundial?

-La vacuna rusa en particular usa un método nuevo, que se desarrolló durante los últimos diez años, que ha probado su efectividad en un montón de otras vacunas. Es un método sólido. Además, es una organización con una reputación intachable; no estamos hablando de un grupo de personas que trabaja en un garaje en Tahití. Es una organización que tiene 150 años de trayectoria en vacunas. Los rusos fueron de los primeros en fabricarlas. No hay por qué temerle, no hay ningún dato que indique que sea mala. Todo lo contrario: se han vacunado a dos millones de personas en Rusia, en la Argentina a 200 mil y no se han confirmado efectos secundarios masivos. Es trágico que haya que discutir esto, pero es importante transmitir el mensaje de que es imperioso vacunarse hasta con la peor vacuna del mercado, que en estos momentos es una de origen chino que tiene un 60 por ciento de efectividad y sigue siendo un rango positivo.

-¿Imaginaba al inicio de la pandemia que menos de un año después habría tantas vacunas en el mercado?

-Para nada, las perspectivas eran malas porque sin una vacuna las opciones eran un confinamiento eterno o generar la inmunidad de rebaño, que implica la muerte de millones de personas. Ningún balance es positivo cuando hablamos de muertes, pero dentro de todo el escenario que tenemos hoy es positivo. Es impresionante lo que se avanzó en tan poco tiempo, por eso creo que tenemos que dejar de lado las pálidas tanto científicas, como políticas. Cuando se habla de las mutaciones o de lo que podría suceder en unos años. En los últimos meses, la realidad ha demostrado que las grandes noticias solamente han venido por el lado de las vacunas; que son todas increíblemente más efectivas de lo que esperábamos hace menos de un año. Hay que recordar que ninguna vacuna se creó en menos de cuatro años y vamos a terminar esta pandemia con millones de dosis, todas con buen rendimiento. Estaríamos hablando de muchísimas más muertes a nivel mundial.

-¿Cómo se explica la resistencia de ciertos sectores de la sociedad a la vacuna, en el marco de una pandemia mundial?

-Lo que trato de hacer siempre es dejar en claro que no hay demasiados secretos. Las vacunas son fáciles, en términos científicos. No hay secretos y son muchísimo más seguras que un medicamento, al tiempo que generar una inmunidad superior a la del propio virus.

Consultado sobre los "papeles" de la Sputnik, Resnik aclara de inmediato: "Me gustaría empezar diciendo que hubiera sido mejor que los datos estuvieran abiertos. La Argentina logró conseguir una vacuna que por contrato, como los chinos en Brasil, exige que no se publiquen sus números hasta que no lo hagan ellos. No hay oscurantismo, ni nada extraño detrás de eso como se pretende instalar".

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"Los estudios clínicos son largos, porque tienen como objetivo probar que todo sea seguro. Estamos en una pandemia y la producción de estas vacunas no fue, ni es 'normal' por el carácter de urgencia que tienen. La Fase 3 de todas se hizo en dos meses porque hay mucha gente contagiándose en el mundo y se pudo lograr en un tiempo menor; no se salteó ningún proceso", refuerza.

-Una de las principales objeciones tiene que ver con la autorización de los organismos regulatorios

-Los datos que faltan, son los lógicos. Hoy no sabemos los efectos secundarios a largo plazo de ninguna de las vacunas, porque todavía no pasó el tiempo necesario para poder estudiarlos. Pero no se trata de una 'confianza ciega'. Todos los documentos que se fueron presentando, incluso los de la Sputnik V, nos permiten descartar efectos adversos graves porque, reitero, las vacunas trabajan desde un principio ya probado y simple que es la proteína. Es por eso que los organismos regulatorios utilizan términos como 'parece eficaz y segura', porque siguen sujetas a la evolución lógica del proceso. Se da una aprobación de emergencia y se requiere que se sigan recolectando los datos para saber, dentro de un año, si hubo algún tipo de efecto adverso en una población en particular. Pero siempre hablamos de efectos leves.

-¿Cuándo se podrán conocer, en caso de existir, los efectos adversos?

-La fecha de terminación de todos los estudios clínicos es finales del 2021 y comienzos del 2022. De nuevo: estamos hablando de una velocidad histórica, en el marco de una pandemia mundial. A priori, ninguna de las vacunas presentó, ni está presentando efectos secundarios graves que pongan en duda la imperiosa necesidad de vacunarse. Estamos viendo en Fase 3 que funcionan y eso es una excelente noticia.

-¿Por qué resulta tan imperiosa la vacunación?

-Cuando el virus circula, va mutando; porque se adapta para 'sobrevivir'. Si hay muchas mutaciones, las vacunas empiezan a ser menos efectivas.

-Como sucede cada año con la vacuna contra la gripe, que va sumando cepas nuevas

-Exacto. En el marco de la pandemia, además del aislamiento y del uso del barbijo, la vacunación es importante para frenar la circulación e impedir el desarrollo de esas nuevas cepas. Es por eso que hay que fomentar el uso no sólo de la Sputnik V, sino de todas las vacunas que sean posibles. A mayor vacunación y toma de recaudos, menor circulación del virus. Es una lógica muy simple. Gran Bretaña, por ejemplo, cambió el protocolo y ahora da solamente la primera dosis de la vacuna para alcanzar a más personas, porque lo que busca como prioridad es vacunar a la mayor cantidad de gente posible para evitar así las nuevas cepas y pasó a ser el segundo país en términos de vacunación. En criollo: están vacunando a lo loco para reducir al máximo la circulación del virus.

La decisión de Gran Bretaña está en análisis en el mundo entero, incluso en la Argentina; pese a que tal como lo explicó la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, la característica química de la Sputnik V -la única que hasta el momento está disponible en el país- lo impide. Sin embargo, la estrategia está "en análisis" para cuando lleguen el resto de las millones de dosis que el Gobierno espera recibir en los próximos meses.

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"Hay algo que me parece interesante para resaltar y es lo que aclaró Moderna en las últimas horas: siempre puede haber una vacuna mejor el año que viene y se puede volver a aplicar. No hay nada que prohíba que en el 2022, si hay mejores, se puedan volver a aplicar; pese a que los resultados de las actuales son todos ampliamente positivos. Moderna, por caso, anticipó que está estudiando una posible tercera dosis, de cara a las nuevas cepas y mutaciones. Las vacunas se van a ir mejorando como sucedió siempre, pero las que tenemos hoy son buenas y necesarias", resalta.

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-Todas las compañías y los laboratorios hicieron propaganda, porque cotizan en bolsa. No tenemos que ser ingenuos. Moderna en particular emitió un comunicado de prensa en el mes de mayo y se anticipó: aseguró con los resultados de la Fase 2 un cierto grado de efectividad y eso hizo que se triplicara el valor de sus acciones. ¿Qué sucedió? En diciembre, cuando se aprobó, la eficacia era diez veces mayor. Es el juego que juegan ellos. Lo mismo sucede con los rusos, que hicieron propaganda, pero geopolítica cuando arrancaron en septiembre con la Fase 3, que la anunciaron como una campaña de vacunación. Pero eso es anecdótico y lo dije desde un comienzo.

"No todas las vacunas que se intentaron desarrollar están en el mercado. El laboratorio Merck, por ejemplo, fue la primera en reconocer que su vacuna fracasó y la canceló en la Fase 2, porque generaba menor inmunidad que el resto, incluso a la natural del propio virus", aclara el especialista, al tiempo que refuerza: "Lo que se plantearon fue: 'Llegamos tarde y encima no es tan buena como el resto'. No está en el mercado. Los datos fundamentales para medir la proyección de una vacuna se da en las fases uno y dos. Sputnik publicó los suyos en una de las revistas más importantes del mundo, como el resto de los laboratorios. No hay ninguna diferencia conceptual o de eficacia".

-¿En qué consisten los ensayos combinados con la Sputnik V que Oxford-AstraZeneca anunció en los últimos días?

-Los resultados de Oxford fueron menos eficientes que los de Moderna, Sputnik V y Pfizer; y creen que parte del motivo es que son dos dosis que utilizan el mismo vector. En el caso de Oxford, como en el de la Sputnik V, se utiliza un virus modificado para que sea inocuo e ingrese en las células, es el "vehículo" para llevar la proteína a la célula y que las células comiencen a reproducirla. Uno de los motivos por los cuales creen que la eficacia fue menor, a diferencia de la Sputnik V, es que las dos dosis tienen el mismo vector. Lo que están investigando es si, al aplicar la primera dosis, el cuerpo logró generar una inmunidad contra el virus, pero también contra la misma vacuna por el vector viral. Al aplicar la segunda dosis notaron que el cuerpo la empieza a rechazar, lo que hace que la vacuna tenga una eficacia del 70 por ciento, que es buena, pero menor a la rusa. ¿Qué pensaron entonces? Hagamos como lo hicieron los rusos: una primera dosis con un vector viral denominado adenovirus 26 y la segunda con adenovirus 5. Lo que están buscando es evitar ese rechazo inmunitario que detectaron. Esencialmente es copiar la idea de las dos dosis distintas.

La característica de la Sputnik V que atrajo a Oxford es la misma por la que Vizzotti explicó tiempo atrás que no se podrá aplicar la estrategia de vacunación que comenzó en las últimas semanas en el Reino Unido, pero que el Gobierno no descarta para con el resto de las vacunas. "En el caso puntual de la Sputnik V se trata de dos componentes distintos y la segunda tanda será aplicada a los que se dieron la primera dosis. Pensando en eso, para la segunda entrega estamos pidiendo más dosis del componente uno y no estamos pidiendo exactamente mitad y mitad como hicimos ahora", precisó la funcionaria.

-Otro de los cuestionamientos a la Sputnik V es que se fabrica no sólo en Rusia...

-Es lo que están haciendo todos los países, porque es imposible que uno sólo tenga la capacidad de producción que demanda en este momento el mundo. Astrazeneca tiene un problema muy grande con todo Europa, lo mismo está sucediendo con Pfizer. Están entregando menos de las que se habían comprometido, mientras el mundo entero espera esas dosis. Oxford, por ejemplo, fue la primera que distribuyó la producción en India, China, Corea del Sur, Australia, Argentina y Brasil; si mal no recuerdo. Ahora la Sputnik V está haciendo algo similar, con producción en Corea, India y China. Es la forma que tienen para poder garantizar los millones de dosis que se necesitan. Ángela Merkel anunció, por ejemplo, que quiere que la Sputnik V se empiece a producir en Alemania. Nadie cuestiona la eficacia. Estamos en un momento muy crítico de la pandemia y son muchos los países, como Alemania, que quieren asegurarse dosis.

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