La liberación de precios en la economía argentina también tendrá su coletazo a la hora de los servicios básicos. En el marco de la audiencia pública que convocó el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), las distribuidoras de la luz dieron a conocer los aumentos de tarifas que proponen, de acuerdo a los déficit económicos que presentan las principales empresas del rubro.
En el caso de Edenor, la principal firma del sector, que cuenta con el norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el resto del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), solicitaron un 89 por ciento en promedio de aumento de sus servicios, para cumplir con su pasivo de 521.303 millones. Este se repartiría en un incremento del 80 por ciento para el mismo porcentaje de clientes, mientras que para la quinta parte que más consume, se iría a más del doble, ya que alcanzaría el 140.
En la exposición, la compañía defendió el esquema presentado y advirtió que está "muy por debajo de los aumentos registrados en otros rubros de la economía, o incluso en otros servicios de consumo masivo como TV por Cable o Internet".
En otra parte, afirmaron que con su propuesta "8 de cada 10 clientes pagarían por mes el equivalente a ocho litros de nafta, un cuarto kilo de helado o 750 gramos de carne" y que esto sólo significa "un promedio de sólo 246 pesos por día".
Según la división que realizó la empresa, al 80 por cientos de los clientes, que corresponden a un 2,3 millones de usuarios, le llegarán tarifas de un promedio de 7.619 pesos. Luego, para los de más consumo, oscilará una mitad en un promedio de 33.771 y la otra en 68.425.
En la manía "anti planera" actual impulsada por las medidas y declaraciones del gobierno libertario, Edenor aclaró que ninguna de las distribuidoras eléctricas recibe subsidios estatales. Además, destacó que de sus facturas sólo perciben el 29 por ciento del monto, ya que el 47 va para las generadoras, el 23 va para impuestos y el 1 restante al transporte.
El principal argumento que presentó la compañía para justificar el incremento estuvo relacionado a la relación entre el servicio que ofrecen, los salarios y a los números del Índice de precios al consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC), entre junio de 2019 y noviembre de 2023. La distribuidora afirmó que, mientras sus tarifas en ese lapso crecieron un 371 por ciento, los sueldos se incrementaron en un 1.078 y la inflación alcanzó el 1.467.
Por otro lado, como si los sueldos ya se estuvieran discutiendo todos los meses, propusieron un modelo de actualización mensual de precios, supuestamente, para que los clientes tengan más previsibilidad y no cuenten con incrementos enormes en la facturación. Todavía resta que el próximo lunes hablen ante la audiencia los transportistas, y que el ENRE exponga, en un informe abierto, cuáles serán los nuevos índices de las tarifas de energía eléctrica.
El detalle tan preciso no fue la característica que presentó la otra gran distribuidora del AMBA, Edesur. Desde la firma pidieron 330 millones de pesos para cubrir su déficit, pero aclararon cómo afectaría a los usuarios. Sin embargo, en su exposición hicieron un reclamo abierto para manifestar su situación más deteriorada.
"De cada 1.000 pesos que paga el usuario, Edesur dispone solo de 270 para pagar los sueldos a su personal, a sus contratistas, comprar materiales, pagar sus impuestos y realizar inversiones", expusieron. "En 2023 recibimos sólo el 47 por ciento de los ingresos necesarios para afrontar el servicio. Para poder cubrir el 53 restante no otorgado durante el año 2023, Edesur debió endeudarse", agregaron.
Sin haber hecho mayor desglose de sus aumentos, exigieron que "los ingresos deben ser suficientes y oportunos para cubrir los costos operativos, de capital e impuestos".