Thelma Fardín empezó a darse cuenta hace un año de que lo que le había hecho Juan Darthés en Nicaragua en 2009, cuando tenía 16 años, era una violación. Empezó a tomar conciencia mientras vivía en México y acá en la Argentina empezaban a conocerse las denuncias por acoso de tres mujeres -la primera fue la de Calu Rivero- contra el actor, que entonces encabezaba una novela en Canal 13.
Durante una entrevista con Verónica Lozano explicó que decidió volver al país para sumergirse “en el pantano”. Esto es, volver a recordar lo que tenía tapado, enfrentarlo y hacer una denuncia. Contó que se reunió con Luciana Peker, una periodista especializada en temas de violencia de género desde hace más de diez años, y que fue a la Ufem, la fiscalía dedicada a perseguir a abusadores, pedófilos y violadores. Allí estaba todo dispuesto para iniciar la causa, cuando advirtieron que los hechos habían ocurrido en Nicaragua, por lo que se iniciaron los contactos para realizar la denuncia allá.
Además explicó que comenzó a formarse, a leer, a adquirir herramientas para entender, procesar lo que le había ocurrido. Una de las lecturas que citó durante la nota televisiva fue “Teoría King Kong”, de la escritora y directora de cine francesa Virginie Despentes, un ensayo sobre el feminismo, que convirtió a su autora en un referente ineludible en su país en la materia. Es un libro doloroso, que shockea, imprescindible para quienes tengan interés en aprender lo que significa este movimiento, probablemente el más importante de las últimas décadas.
“Hace unos meses estaba leyendo Teoría King Kong (uno de los grandes libros que hablan del feminismo y de la teoría de género) y leyendo a la autora, su descripción de a 'a mi me pasó esto', yo dije a mí también, y ahí le pude poner la palabra. Ahí hablé de una violación”, dijo Fardín.
El libro fue publicado originalmente hace más de una década y desde hace un año -luego de que apareciera en la librerías locales- circula y se pasa de mano en mano o se recomienda entre compañeras de trabajo, amigas, redes de whatsapp y militantes feministas, sobre todo al calor de las marchas para la Interrupción Legal del Embarazo que se llevaron adelante este año cuando el Congreso aceptó debatir un proyecto de ley, después de décadas de postergar su discusión.
Teoría King Kong habla de las desigualdades en el mercado laboral, de los dobles discursos, de la corrección política, de los abusos sexuales, de la cosificación de la mujer, de la banalización de los medios, de la mediocridad social. Y es controvertido porque no condena la prostitución, ni la pornografía, dos actividades generalmente criticadas por algunas corrientes del feminismo. La prostitución es considerada un oficio en Francia y no es ilegal su ejercicio.
El libro de Despentes se vende en Buenos Aires.
Pero el libro es atrapante porque Despentes pone el cuerpo y cuenta buena parte de su vida. La salida de su casa cuando era muy joven, la violación que padeció cuando hacía dedo, el tiempo que se dedicó a trabajar como prostituta, sus viajes para seguir bandas de rock, el consumo de alcohol y de drogas. Es necesario porque explica como el horrible padecimiento de la violación no puede convertirse en un sello en la frente, en una etiqueta, hacer de esa joven mujer “una víctima” para toda la vida.
Es útil para entender que de ese sufrimiento nace otra persona, otra mujer, que sigue adelante y no se queda fijada en ese momento. Despentes cuenta que pudo saldar la cuestión cuando comenzó a hablar de la violación, cuando dejó de estar en el terreno de lo no dicho, de lo oculto, al entender que no había nada de qué avergonzarse. Lo mismo que les pasa -en general- a todas las personas -hombres y mujeres- que vivieron situaciones de abuso y empiezan a hablar. Despentes, como Fardín, entendieron que hay que desterrar el silencio, el ocultamiento y la oscuridad. La palabra es poderosa, cura, tiene efectos impensados. La palabra -como me dijo una psicóloga-, la palabra sana.