La tercera dosis de las vacunas contra el coronavirus (Covid-19) es un fenómeno de estudio a nivel mundial. Diferentes países analizan los efectos de la tercera dosis teniendo en cuenta que la pandemia dista de terminar. Y como no podía ser de otra forma, ese debate se coló en las esferas del poder argentino, en donde hay posturas opuestas sobre si debe avanzarse o no.
En conferencia de prensa, y también en diferentes declaraciones a la prensa, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, se mostró a favor de evaluar ese escenario pero remarcó que para eso se tiene primero que terminar de completar los esquemas de vacunación de las personas que recibieron la primera dosis de la Sputnik V, pero no la segunda.
Llegan más vacunas y está en análisis la aplicación de una posible tercera dosis
"Evaluamos tener una dosis de refuerzo en las personas de riesgo que lo necesiten”, manifestó la titular de la cartera sanitaria. Y agregó: “Así como lo hicieron varios países, y lo harán Francia y Alemania hacia finales de agosto y septiembre, la aplicación de una tercera dosis en adultos mayores y otros grupos de riesgo es una posibilidad. Las vacunas para enfermedades respiratorias no generan inmunidad para prevenir el 100% de la infección, y tampoco tienen una duración tan larga en el tiempo”.
Es que, tal y como contó este medio, en el Gobierno quieren que agosto sea el mes de la segunda dosis. Ante la faltante del componente dos de la Sputnik V, y la lentitud para la aprobación final de las envasadas por el Laboratorio Richmond (incluso todavía no se distribuyó ni una dosis del componente 1), se apostó por la combinación de vacunas al punto tal de que Vizzotti se fotografió ayer al recibir una dosis de Moderna para completar su esquema.
Por ese motivo, la ministra fue cautelosa. Sobre todo por la llegada de noticias desde Uruguay en donde se avanzará esta semana con las primeras aplicaciones de terceras dosis. Esa información, como la mayoría de las cuestiones vinculadas a la pandemia en la región, generan rispideces en el Gobierno.
En ese contexto, el recientemente nombrado ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, expuso sus diferencias con respecto a esta estrategia. “Es una campaña de venta de algunos laboratorios, que ganan un 50%”, afirmó en declaraciones a la prensa. Sus dichos cayeron como una bomba interna, sin embargo lo cierto es que no es la primera vez que entre Nación y la provincia de Buenos Aires hay diferencias sobre la forma de administrar la pandemia.