Tenía 98 años. Quién sabe por qué razón había salido de su casa. Vivía en una zona rural, en Colonia Elía, Entre Ríos, lejos de su sobrino, el único pariente que le quedaba. La noche del miércoles pasado, Josefino González quiso atravesar un cerco, pero no pudo. La pierna derecha se le quedó enganchada en el alambrado y nunca más pudo sacarla.
Paisaje de Colonia Elía. Nadie alrededor. En medio de la nada murió Josefino González.
Pasó 12 horas a la intemperie. El miércoles 20 de julio, por la noche, en la ciudad de Concepción del Uruguay hubo una temperatura de 4°. En Colonia Elía, posiblemente, dos grados menos. La policía encontró los restos de Josefino, muerto de frío, enganchado en el alambre para siempre.
La fiscal de turno, Gabriela Seró, confirmó a BigBang que la noticia era cierta, y agregó un dato desolador. Josefino tenía una mano lesionada, posiblemente a causa de los esfuerzos denodados por desenganchar su pierna del alambrado.
Tampoco había ninguna clase de signos de violencia. Un detalle permitió establecer con precisión que no hubo intervención de terceros ni se trató de un intento de robo: tenía alrededor de 3000 pesos en el bolsillo.
La helada que se registró en la zona, la soledad y, seguramente, la desesperación, hicieron el resto.