Nelson Pinola y Beatriz García rondan los 80 años y a base de trabajo, esfuerzo y mucho sacrificio logaron construir una familia que hoy está dando la cara por ellos contra las insensibles, apáticas, desgastantes y frías respuestas que le brindan desde Bristol Medicine. ¿Qué pasó? A pesar de que los abuelos llevan 25 años afiliados a la empresa de salud privada, que él debe llevar adelante un duro tratamiento oncológico a causa del cáncer de piel y próstata que lo tiene a mal traer desde hace un tiempo, y que ella padece problemas neurológicos, desde la prepaga le mandaron el desorbitante valor de su última cuota mensual: $1.013.667. Lógicamente, impagable para un jubilado que percibe la mínima.
Nelson y Beatriz viven en Sarandí, Avellaneda, y son sus cinco nietas y tres hijas las que -desde hace seis meses- se hacen cargo del descomunal valor que les exige la empresa a los abuelos. "Bristol Medicine les aumentó de 290 mil en diciembre a más de un millón de pesos", denunció Giselle, la nieta de los jubilados, en diálogo con BigBang. "Mis abuelos hace 25 que pagan la prepaga, que en un principio era FEMEBA y que luego cambió sin previo aviso a Bristol Medicine", contó.
Nelson debe someterse a un tratamiento oncológico y tiene controles anuales y periódicos propios de la enfermedad. "Obviamente tiene de base algunas cosas propias de la edad, le agarró un infarto hace unos buenos años y tiene sus controles con el cardiólogo. Y mi abuela tiene problemas neurológicos. Era una prepaga que medianamente la manteníamos porque obviamente con todos los médicos que se atendían, queríamos continuar", destacó la joven, que ya no sabe a quién más acudir por ayuda.
Y siguió: "En diciembre pagábamos más o menos 290 mil hasta que ahora llegó a más de un millón, lo que para nosotros es un montón". Al mismo tiempo, denunció que desde Bristol Medicine se niegan a cumplir con la resolución del Gobierno de retrotraer los precios de las cuotas. "Llamamos y preguntamos por qué no se ajustaban y nos respondieron porque ellos eran Bristol Medicine. Después, los pusieron en la lista de prepagas que debían ajustar sus cuotas y no ajustaron nada", reclamó.
Recordemos que en su primera cadena nacional desde que asumió, el presidente Javier Milie había detallado 30 de las 366 iniciativas que presentó a través de un inmenso Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) con el objetivo de, según dijo, "desarmar regulaciones" del Estado. Entre ellas, , la medida que más afectó y sigue atentando contra el bolsillos de los trabajadores de todo el país es la que refiere a la liberación de las cuotas de las prepagas.
Estas son: la modificación al marco regulatorio de la medicina prepaga y las obras sociales; la eliminación de las restricciones de precios a la industria prepaga y la incorporación de las empresas de medicina prepaga al régimen de obras sociales. "Ellos no se ajustan a la resolución del Gobierno de retrotraer y se excusan diciendo que a ellos no les llegó nada oficial. Obviamente nosotros no queremos dar de baja y nos ofrecieron que, como se iba tanto la cuota, siguiéramos con PAMI", dijo Giselle.
Resulta que el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023 que liberó en diciembre del año pasado las cuotas que cobran las prepagas fue oficializado durante las primeras horas de un jueves con su publicación en el Boletín Oficial y bajo el nombre de "Bases para la reconstrucción de la economía argentina". Y tan sólo un puñado de horas después, ¡ese mismo día!, las empresas de salud no perdieron el tiempo y les enviaron mensajes a los usuarios.
¿Qué les advertían? Que entraría en vigor un aumento del 40%. Desde entonces, cada mes las empresas de salud le envían a sus usuarios escalofriantes aumentos bajo la excusa de regular la tarifa. Lo cierto es que en marzo, algunos aumentos superaron el 100 por ciento respecto de diciembre y en la prepaga ya superan el 150 por ciento acumulado. Al mismo tiempo, luego del 17% de aumento que registraron las prepagas en abril y a la descarada suba del 9,6% para mayo, se espera otra suba para julio del 8% luego del tira de afloja que las empresas tuvieron el último mes con la Justicia, la cual les ordenó devolver lo cobrado de más y les permitió hacerlo en cuotas.
En diálogo con este sitio, Giselle le explicó que sus abuelos suelen manejarse con PAMI para algunas cosas, pero "necesitamos seguir con los controles que se hacen con sus médicos". "Y además la realidad es que al ser personas de tan avanzada edad están como rehenes de la prepaga porque no pueden cambiar a otra, nadie los va a aceptar. Llamás a Bristol Medicine y te atienden muy mal. Estuvimos 4 meses para que nos den las vacunas oncológicas de mi abuelo; hasta que no llegamos al punto de que íbamos ahí y decíamos ´bueno, no me muevo de acá hasta que me den una solución´ no nos brindaron ninguna respuesta", recriminó.
Y continuó: "La sucursal de Avellaneda está pintada, hay una sucursal en Capital pero hay que llegar hasta allá también. Nosotros estamos en Avellaneda, mis abuelos no tienen la movilidad. Tenemos que ir nosotras, que todas trabajamos para poder pagar esto. Hasta vendimos cosas que conseguíamos porque necesitábamos solventar los 970.000 pesos de hace dos meses. Mis abuelos son jubilados con la mínima ($206.931). Nosotros tenemos diferentes medios con los cuales hemos llegado a algo".
De esta manera, destacó que desde hace un tiempo comenzaron a empapelar y colocar pasacalles en la sucursal que tiene la empresa de salud en Avellaneda para exponer el caso: "Eso les molesta. Cuando pusimos el segundo pasacalle en la central, recibimos una propuesta. Primero nos ofrecieron bajar la cuota a 600.000 pesos. Pero les dijimos que no, porque nosotros queríamos que se ajusten a la ley. El último trato que nnos plantearon era que me podían bajar a 600.000 pesos de acá a diciembre".
Si bien Gisella reconoció que fue una oferta "tentadora", ya que actualmente ya no pueden pagar la desorbitada suma que le pide la prepaga de más de un millón de pesos, advirtió que dicha oferta venía acompañada de una condición: "Decíamos ´bueno, ponemos un poco cada una, la jubilación y quedábamos medianamente mejor que si teníamos que afrontar un millón y pico, pero nos pidieron que sacáramos el amparo que le habíamos aplicado el amparo y no acudamos a los medios de comunicación".
Por este motivo, sumó: "Les dijimos que nos parecía injusto porque nosotros hicimos la cuenta, según lo que más o menos tiraba la calculadora que habían hecho del gobierno, y veníamos pagando de más un millón doscientos mil pesos. Queremos que nos devuelvan la plata y que se ajusten a lo que tenemos que pagar todos los meses, en realidad". Por otro lado, la mujer recordó que a pesar de estar al día, todos los meses deben luchar con la prepaga para que le entreguen las vacunas a su abuelo.
Fue en este contexto que detalló que ellos también sufren las remedios de los remedios que los pacientes con enfermedades poco frecuentes, patologías crónicas, discapacitantes y diferentes tipos de cáncer necesitan con urgencia. "Es malísimo. Tuvimos que reclamar y los bombardeamos a mensajes. Todos los días nos levantábamos y cada una hora mandábamos un mail exigiendo la medicación de mi abuelo, que necesitaba la prevención con unas vacunas y pastillas", expresó.
Y acto seguido, resaltó que les "costó muchísimo" poder conseguir las vacunas que, cada una, costaban de manera particular 1.500.000 de pesos. "Cuatro meses estuvimos de lucha. Solventarlo del bolsillo propio es imposible. Y creo que, no te quiero mentir, pero en su momento nos habían dicho que más o menos estaba un millón y medio cada una de las vacunas y son tres las que le dan a mi abuelo, más las pastillas. Es muchísima plata y Bristol quería que nos la pagué PAMI", denunció.
Así como Nelson y Beatriz, hay cientos de personas que atraviesan por la misma situación dentro de esta prepaga y que armaron grupos de WhatsApp y Facebook para dar a conocer sus casos. "Es tener que ir a hacer un estudio o pedir los medicamentos que es un dolor bárbaro porque es ir a discutir con esa gente. Juegan al desgaste. Es hasta que te canses. Entonces empezamos a poner todos estos papeles y generamos un grupo de WhatsApp y un grupo de Facebook. La cantidad de gente que está en la misma situación, de personas mayores, de personas con problemas preexistentes, con gente con autismo, te digo, todo eso les apretó tanto la cuota que no les queda otra que darse de baja, ¿me entendés? Entonces, hay un montón de gente en las mismas condiciones. La situación es preocupante y apremiante", cerró.