Pasó más de un año desde que Gabriela Trenchi ingresó a la clínica Full Esthetic, convencida de que el polémico Aníbal Lotocki era un especialista en cirugía plástica.
El polémico Aníbal Lotocki, cerca del juicio.
A partir de entonces empezó una verdadera pesadilla para ella, ya que a partir de un producto de relleno que contenía microesferas de polimetil metacrilato en lugares del cuerpo en los que está prohibido su uso, y en cantidades superiores a las recomendadas, sufrió la alteración del tejido celular de los glúteos mayores y los músculos de los muslos y piernas, caracterizada por la aparición de granulomas o farmacomas, de difícil resolución quirúrgica.
Trenchi debió ser internada y quedó al borde de la muerte.
No sólo eso, sino que presentó neumonía, queratitis, úlcera y abscesos de córnea bilateral, y debió ser internada en el Sanatario de los Arcos. Recién el 25 de septiembre del año último, un mes y medio después de la intervención, pudo comenzar la rehabilitación, que aún hoy continúa de manera ambulatoria.
Sin embargo, ese viejo refrán que dice que “la justicia tarda, pero llega” parecería cumplirse en este caso para Trenchi, ya que Graciela Gils Carbó, a cargo interinamente de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N°31, acaba de solicitar que Lotocki vaya a juicio por esta causa, acusado por estafa en concurso real.
En base a las pruebas recolectadas, Gils Carbó consideró que el imputado se presentaba como especialista en cirugía estética, cuando era simplemente médico cirujano, por lo que, si bien podía realizar cirugías plásticas, no debía hacer procedimientos que conllevaran la aplicación de productos no autorizados para los fines propuestos.
La clínica Full Esthetic, donde Lotocki operaba.
Gils Carbó concluyó que Lotocki “obró con dolo eventual, puesto que por sus conocimientos se le representó como posible o probable que con su accionar lesionaría a su paciente, y aceptó ese resultado”.
Asimismo, recordó las demandas anteriores efectuadas en contra del médico, de las que “se evidencian que ya había tenido inconvenientes legales por colocar el producto no autorizado en zonas prohibidas del cuerpo de sus pacientes; amén de que había asistido a congresos y charlas en que se instruía sobre la aplicación, autorización y riesgos del material” que utilizaba para las operaciones.