por Rafael Saralegui
18 Enero de 2019 11:29El famoso peritaje de la Gendarmería Nacional que el juez federal Julián Ercolini tomó como base para concluir que el fiscal Alberto Nisman había sido asesinado deja tantos interrogantes sin respuesta que no deja de llamar la atención como se le dio entidad para tomar una decisión de tanta gravedad como procesar al técnico informático Diego Lagomarsino como partícipe del supuesto homicidio.
En las conclusiones los expertos de la fuerza sostienen también que a Nisman se le había suministrado ketamina -un anestésico que se usa en veterinaria- para doblegar su voluntad y además que lo habían golpeado. Se menciona una fractura en la nariz y golpes en el cuerpo. Nada de este fue observado por los médicos que realizaron la autopsia, los profesionales del Cuerpo Médico Forense, que cuentan con la mayor experiencia en todo el país. Los peritos de Gendarmería, es necesario recordar, hicieron el trabajo sin haber visto el cuerpo. Su material fueron los videos e imágenes que había en el expediente.
El fiscal murió cuatro días después de haber denunciado a la ex presidente Cristina Kirchner y al fallecido ex canciller Héctor Timerman por haber firmado un memorándum con Irán para supuestamente levantar las órdenes de captura de los iraníes acusados del atentado contra la sede de la AMIA.
Lo más llamativo de todo es que el informe de los peritos de la Gendarmería, sostiene todo lo contrario que el dictamen del Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema de Justicia. Los gendarmes dejan muchos interrogantes sin respuesta. Veamos.
La muerte de Nisman fue consecuencia de un disparo de la pistola Bersa calibre 22, que Lagomarsino, le llevó al fiscal, luego de que éste le dijera que la quería para protegerse. Nisman también le había pedido antes una pistola a uno de los policías de su custodia. Esto podría explicar que ya existía la idea suicidad.
La Gendarmería no explica como ingresaron los supuestos asesinos.
Los gendarmes sostienen que Nisman fue asesinado por dos hombres que ingresaron en su departamento, aunque no explican cómo lo hicieron. Los dos sicarios mencionados por la Gendarmería, ¿cómo sabían que el arma de Lagomarsino iba a estar esa noche precisamente en el departamento del fiscal? Habrá que suponer entonces que los dos homicidas estaban complotados con Lagomarsino. La Gendarmería no lo dice.
Si Lagomarsino era parte de ese complejo entramado, no tiene sentido que dejara su propia pistola en el departamento del fiscal y que lo mataran con esa arma. Es como dejar su propia firma como autor del crimen.
El peritaje de Gendarmería ubica la data de la muerte como máximo a las dos de la madrugada del domingo 18 de enero de 2015. El dictamen de la Corte la ubica entre las 8 y las 12 del domingo, aproximadamente. En cualquiera de los dos casos, deja afuera a Lagomarsino, pese a que ahora se lo quiera vincular, ya que después de las ocho y media de la noche del sábado Lagomarsino, se había ido del edificio de Le Parc, donde vivía el fiscal. Además, después de esa hora Nisman había hablado con chat con una periodista del diario Clarín.
El peritaje tampoco explica cómo hicieron los homicidas para entrar y salir del complejo Le Parc, donde vivía Nisman en un departamento alquilado. El complejo tiene custodios en todos sus ingresos y un sistema de cámaras, aunque algunas de ellas no funcionaban, como las de las escaleras y el ascensor de servicio.
De todos modos, la entrada y salida de los homicidas del complejo haría que los complotados fueran muchos más: se debería agregar entonces a los integrantes de la empresa de seguridad que brinda ese servicio en Le Parc. Cada vez que Lagomarsino iba a Le Parc tenía que anunciarse y si el fiscal daba el acuerdo lo dejaban subir.
Las puertas del departamento estaban cerradas por dentro.
Otro detalle que el peritaje de Gendarmería no responde: las dos puertas del departamento estaban cerradas con llave. Inclusive la entrada de la puerta de servicio había quedado con la llave adentro. La noche del domingo en que se encontró a Nisman muerto en su baño, la mamá del fiscal llamó a un cerrajero porque no podía abrir con su llave.Esa puerta, que es blindada, tenía dos cerraduras: la primera fue abierta por la mamá de Nisman, la segunda era la que tenía la llave adentro.
La puerta principal no se abría con llave: tenía una clave electrónica y estaba activa cuando la mamá de Nisman llegó al departamento. Es decir, que los supuestos homicidas conocían la clave y la activaron después de irse del departamento.
El peritaje de Gendarmería sostiene que en el cuerpo de Nisman había restos de ketamina, pero no dice que se trata de un alucinógeno, una droga que se usa con fines recreativos. Para ser doblegado en su voluntad, se le tendría que haber inyectado una amplia dosis. La autopsia no encontró ningún pinchazo en el cuerpo del fiscal. De todos modos, una posibilidad que se haya tratado de una “contaminación” generado en las laboratorios de la Gendarmería.
Los gendarmes dicen también que los asesinos le rompieron la nariz de un golpe y que le pegaron en el cuerpo. Los médicos que hicieron la autopsia, integrantes del Cuerpo Médico Forense, el más prestigioso del país, no encontraron nada de eso. Es decir, esas lesiones no existían.
Otro detalle tampoco explicado. La pistola fue encontrada en el hombro izquierda de Nisman. No se entiende entonces porque los sicarios no dejaron el arma cerca de la mano derecha, para simular el suicidio en forma más directa. Un interrogante más que no tiene respuesta.