Durante 17 años, Javier Suárez trabajó como empleado de AUSA, la empresa que depende del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y se ocupa del mantenimiento de las autopistas urbanas y, principalmente, del cobro del peaje. Ahí también tuvo unos años como delegado gremial. A fines de 2020, tras la etapa más dura de la pandemia de coronavirus, Suárez retomó sus tareas de manera presencial.
En aquel entonces, luego de una licencia psiquiátrica, las autoridades de AUSA lo había trasladado a un nuevo destino: al playón Zelada, una sede de la empresa ubicada en Zelada 4665, en Villa Luro, que primero servía de depósito y luego se transformó en la oficina de Discapacidad, donde se tramitan la exenciones para el pago del peaje. Después de meses de trabajo remoto, el trabajador se llevó una ingrata sorpresa. Su oficina había sido desvalijada. Faltaban televisores, sillas, computadoras y demás objetos de valor. Durante todo ese tiempo, ese lugar había quedado en custodia de la Policía Metropolitana.
De hecho, la presencia de oficiales de la Policía de la Ciudad se hizo cada vez más notoria con el correr de los meses. Tanto es así que el 1° de julio de 2021, Suárez llegó a su trabajo y se encontró con que su oficina había sido tomada por la Policía. Una oficial llamada Aldana Ayala había ocupado el lugar, había pegado el escudo de la Metropolitana en la puerta y hasta había colocado colchones sobre los escritorios. Lo había realizado por orden de otro policía: el principal de la Policía de la Ciudad, Diego Marchisio.
Ante esa situación, el trabajador notificó a su jefe Miguel Ferrer. Tras ese reclamo a la gerencia, la policía retiró todas las cosas del lugar. Un mes y medio después, el 16 de agosto de 2021, Marchisio se presentó en la oficina del trabajador. Según consta en la denuncia que Suárez realizaría horas después y que fue elevada a la empresa, al Ministerio de Trabajo y al Ministerio Público Fiscal, el Principal de la Metropolitana ejerció “violencia policial”.
Según lo que contó el empleado de AUSA en la denuncia, Marchisio lo hostigó. “Me encontraba sólo en mi oficina realizando mis tareas habituales, cuándo entró el Principal Diego Marchisio filmándome con su celular a escondidas. Se dirigió a mí para cuestionarme que fumase sin barbijo, no me negué a dejar de hacerlo. Seguido a esto le explico que me encontraba sólo por eso no tenía barbijo puesto”, relató. Y continuó: “Me sigue increpando. Le pregunto si tiene algún inconveniente conmigo. Me dice: Yo recibí directivas claras”. Me pregunta si a mí no me llegaron esas directivas. Le respondo que a mí las directivas me las da AUSA a través de Miguel Ferrer y que no me informaron nada. Me responde: 'Las directivas fueron para mí no para vos´, y afirma: ´Voy a hacer el informe que me pidieron hacer. A vos te filman, a vos te filmaron todos'. Le planteo que a mí la policía no me puede ni tomar asistencia, ni supervisar el trabajo, ni filmar”.
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En ese punto de la denuncia, queda en evidencia la violencia ejercida por la autoridad policial: “Me continúa increpando por la calificación de mi trabajo, me dice que no hago nada. Le cuestiono que se tome atribuciones de calificar mi trabajo. Me dice: 'Gerardo López lo sabe todo esto. La semana que viene vas a ver. En ese momento le planteo que lo que está haciendo es una amenaza. Reitera´: 'Vamos a esperar a la semana que viene a ver que decide la empresa. No te voy a decir lo que me mandaron a hacer, ya te vas a enterar. Te estoy filmando, te estoy sacando fotos'. Reitero que no corresponde que el controle trabajadores de AUSA, que el es Policía. Le digo que lo que hace es amenaza y abuso de autoridad, me dice que no, que él y Ferrer son abogados, que si lo quiero denunciar contrate un abogado”. Finalmente, el policía se retiró del lugar.
En aquel momento, luego de que la denuncia de Suárez fuera difundida en los medios de comunicación, AUSA se comprometió en el Ministerio de Trabajo a “garantizar la seguridad del empleado” y a apartar a los policías de los lugares comunes. Ocho meses después, el 7 de junio, Suárez fue despedido de la empresa. Ese día, los representantes de la oficina de Recursos Humanos junto a una escribana aparecieron en la oficina y le informaron que su despido era con causa tras una denuncia en su contra de una policía por hostigamientos ocurridos a mediados del año pasado. ¿Quién era la denunciante? La misma policía a la que el trabajador había denunciado. Más que despido esto se parece a una represalia por las denuncias contra la Metropolitana.
En el comunicado de Autoconvocados AUSA afirman: “De esta forma, la empresa del Gobierno de la Ciudad no sólo convalidó el accionar de la Metropolitana, sino que dejó afuera de la empresa a quien se atrevió a denunciarlos. AUSA tomó acciones más directas como un despido persecutorio que le da mayor poder a la Metropolitana para amedrentar trabajadores”. Y completan: “Cabe recordar que el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta ha hecho campaña en numerosas ocasiones con el proyecto 'Autopistas sin barreras´ por el cual ya no habrá cajeros de peaje. El convenio 'Free Flow' tiene fecha para 2023 y si bien aseguran que está contemplada la empleabilidad de los trabajadores, al día de hoy muchos no saben donde serán relocalizados. Ya son cientos los retiros y las jubilaciones anticipadas desde el comienzo de la pandemia”.
En diálogo con BigBang, el trabajador despedido por denunciar los policías afirmó: “En la carta de la Policía me acusan, en una generalidad total y mal escrito, que realicé distintos hostigamientos, malas actitudes y hasta que quería acompañar a las policías a sus casas. Todo falso. De hecho, yo salgo de trabajar a las 18 y los cambios de guardia de los policías son a las 14 y a las 22. Así que mienten. Todo tiene que ver con la denuncia que le hice a la oficial y al Principal”.
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Y afirma: “Es todo tan burdo y tan bizarro que ya no se qué hacer. Primero me acusan de hostigar a una policía, cuando el hostigado fui yo por un jefe de la Policía Metropolitana. Yo no sabía qué podía hacer un tipo armado en mi oficina. No sé si me puede inventar una causa policial o inventar que me volví loco y lo ataqué. Tuve miedo. Ahora estoy entre indignado y triste. Y se metieron con mi vida privada porque podrían haber roto mi matrimonio porque mintieron diciendo que soy un 'sátiro de mujeres policías'. Por suerte mi compañera sabe bien qué tipo de persona soy. Pero, ¿y si no me creía? ¿Quién se iba a hacer cargo de arruinarme la vida? Menos mal que tengo una mujer que es de 10. Estos tipos hacen daño”.
Por último, afirmó: “Si querían echarme con causa para quedarte con el puesto y hacer negocio, hacelo. Pero que no lastimen a mi familia. Evidentemente es una represalia por la denuncia que hice. Había un interés en que figurara el acoso contra una mujer tanto por parte de la empresa como de la Policía”. En pocas horas, el Sindicato de Comercio, que representa a los trabajadores de AUSA y el Ministerio de Trabajo tendrán su primera audiencia por el despido de Suárez. Todos tendrán la oportunidad de devolverle su puesto de trabajo. Si no lo hacen, quedará en claro que están listos para defender a la violencia ejercida por la Policía de la Ciudad y la empresa AUSA.