Ahora que los tres prófugos fueron detenidos después de dos semanas de fuga, tiroteos y frenética cacería, surge un interrogante: ¿la recompensa de $ 2 millones quedará vacante o será para alguien?
Más de 800 llamadas registraron, durante estos 15 días de búsqueda, las autoridades de Santa Fe, con innumerables pistas sobre el paradero de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci. Lo cierto es que los héroes locales fueron un vecino apodado Bairoleto, Juan Carlos Chellini, ambos relacionados con la captura de Martín Lanatta; y Franco Martín, el trabajador del silo donde esta mañana arrestaron a los dos prófugos que faltaban.
Aunque desde el Gobierno y las autoridades provinciales aún no se habla del destino de la recompensa, la controversia comienza a aparecer. La primera en alzar la voz fue la esposa de Franco Martín, el cuidador del silo, quien esta mañana, antes de dirigirse a los galpones de la fábrica, dio aviso a la policía ante la posibilidad de que los fugados pudieran estar escondidos allí. Luego, fue tomado como rehén y liberado por la policía cuando llegaron al lugar y lograron detener a Lanatta y Schillaci.
“Si él no hubiera dado aviso a la Policía y en lugar de ir en la moto, como yo le aconsejé, iba en camioneta, la historia era otra”, sostuvo Lourdes, la esposa de Martín, en diálogo con América Noticias. La mujer se anticipó al resto de los “heroes” de esta historia para reclamar los $ 2 millones que le corresponderían a su marido por haber sido una “pieza clave” en la detención de los convictos.
Más tarde, su marido bromeó (¿bromeó?) en otra nota prometiendo asado para todos.... pero si “veía” algo del dinero que se mencionaba.
Lourdes, la mujer del último rehén de los dos prófugos que cayeron hoy.
Martín Franco.
Por su parte, los vecinos de Yacastá consideran que la recompensa debería ser para Juan Carlos Chellini, el vecino que le prestó sus caballos a la policía de Santa Fe, para poder dar con la captura de Martín Lanatta.
Pero lejos de reclamar, Chellini insistió “ Si viene, viene, pero lo hicimos entre todos”, y remarcó la labor conjunta de las fuerzas policiales y los vecinos. “Los caballos pueden entrar en zonas que los coches no. Los puse a disposición de los policías que habían pedido colaboración”, explicó a medios locales.
Juan Carlos Chellini.
El tercero en cuestión es Bairoleto, el vecino al cual Lanatta se acercó a pedirle agua, antes de seguir su camino. Siguiendo el protocolo que la policía recomendó a todo el pueblo, Bairoleto le sirvió un vaso con agua y una vez que el sospechoso se alejó notificó a las autoridades su ubicación. Luego de esto vino la detención y la historia ya conocida.
“Bailoreto” le dio agua a Lanatta y luego llamó a la policía.
Lo cierto es que aún no se sabe nada del destino de los $ 2 millones que el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo ofreció para quienes pudieran aportar datos chequeables sobre la ubicación de los prófugos más buscados del país.
Tampoco se sabe en qué términos se dividiría ese dinero, si entre todos los aportantes de datos o si esto infuiría en una recompensa superior para quien aportó el dato que posibilitó capturar a dos de los prófugos.