20 Enero de 2020 11:43
Los pibes estaban en La Perla, llegaron a las cinco de la tarde, posiblemente la hora del desayuno para ellos. Dejaron el auto en la bajada de la playa y se dispusieron a escuchar música, o lo que ellos entienden por música, a un volumen bien alto, de manera tal que escucharan todos, que nadie se la perdiera. Hasta abrieron el baúl para que se escuchara más fuerte, para que todos y todas participen de la fiesta. El problema es que no todos los veraneantes estaban de acuerdo ni con la música elegida ni con el volumen. Y así fue como, palabra va, palabra viene, que pin que pan, se pudrió todo. Una seguidilla de hechos bochornosos enfrentó a los y las jóvenes que escuchaban reggaetón con los y las veraneantes que preferían el silencio, o en su defecto la moderación. Claro que estos últimos, en su cruzada para pedir la moderación, no fueron moderados. Trompadas, patadas, etc. fueron la nueva música que se puso de moda en esta playa marplatense, mientras los pungas hacían su agosto, o mejor dicho su enero, choreándose todo lo que podían, pero democráticamente, en tanto le choreaban por igual a los partidarios del reggaetón como a quienes preferían el silencio. Como se ve en el video, esta vez el reggaetón fue derrotado porque terminaron cerrando el baúl y yéndose con su música a otra parte.