08 Julio de 2019 15:12
Ni argentino, ni uruguayo, ni chileno. Décadas de lucha sobre la paternidad del dulce de leche han sido infructuosas: lo cierto es que como la mayoría de los aportes culinarios, es una creación múltiple cuyos orígenes son ancestrales y están en Asia.
Es que la costumbre de hervir la leche para prolongar su conservación y a veces sumarle miel comenzó en los pueblos nómades de aquel continente, especialmente los turcos que luego la diseminaron por parte de Europa.
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Paralelamente, de acuerdo al historiador Daniel Balmaceda, en Indonesia también caló la misma costumbre que desde allí se trasladó a Filipinas, dominada por España.
Filipinos y españoles llevaron el dulce de leche a América por la vía comercial del Pacífico. En México se dice que se le agregó otro ingrediente clave: la vainilla.
Desde allí pasó a Perú, Chile y eventualmente Argentina, donde los mendocinos eran especialmente afines al dulce de leche chileno. Paralelamente, en Brasil también se consumía, usualmente entre los esclavos.
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La leyenda argentina señalaba que el dulce de leche había sido creado en 1829 de manera accidental por una de las cocineras de Juan Manuel de Rosas, que olvidó una olla de leche azucarada en el fuego.Sin embargo, cartas y otros documentos aseveran que ya se comerciaba el manjar de Chile a Mendoza desde el siglo XVII.