La desaparición de Maia Beloso dejó en evidencia las precarias condiciones en las que viven muchos de los niños argentinos. No sólo están expuestos a situaciones de violencia como la que vivió la niña de 7 años, sino que además la mayoría de los chicos que viven en la pobreza no tienen acceso a educación ni salud, e incluso suelen ser víctimas de explotación laboral.
En comunicación con BigBang, Alejandra Perinetti, Directora Nacional de Aldeas infantiles (organización que hace 40 años busca favorecer el desarrollo de los niños), explicó que casos como el de Maia hay todos los días en nuestro país, y que a la mayoría de las organizaciones que trabajan por los derechos de los chicos no les llama la atención lo que ocurrió con ella, porque hay cientos de pequeños que viven en situaciones de vulnerabilidad muy parecidas.
"Hoy 6 de cada 10 niños viven en situación de pobreza en nuestro país y no sólo hablamos de hambre, sino de una pobreza estructural, porque no van a la escuela, no tienen controles médicos y no comen. Un niño así, está en una situación extrema", aclaró.
Sobre esto, mencionó también que 7 de cada 10 chicos sufren de violencia a diario porque no tienen una cama para dormir ni una mesa para comer, y que además de eso, sufren de violencia física, psicológica y hasta de abusos sexuales.
Por otro lado, Perinetti mencionó que con la crisis social y económica que generó el coronavirus, la economía marginal dejó de crecer, lo que hizo que muchos adultos perdieran sus trabajos, y por eso hoy la situación de pobreza es mayor en la Argentina.
"No vemos que la prioridad en el presupuesto (del Gobierno) sea la niñez y la adolescencia, y esto es grave y no vemos una solución a corto plazo. Lo que hay que hacer es visibilizar a estos chicos que viven fuera del alcance de cualquier tipo de ayuda del Estado. Hay que tener una estadística, que sea específica y segura, que se sepa cuántos niños hay y en qué situación están y a partir de ahí hay que poner en juego las políticas públicas. Un niño indocumentado es invisible, por eso hay que pensar dónde y cómo están estos niños", sostuvo.
Sobre el caso de Maia, dijo que tanto ella como su madre vivían en un lugar que estaba a la vista de todos, y que por eso mismo, la sociedad tiene que empezar a afinar su mirada, porque hoy en día los casos así ya son naturalizados, y ver a un nene pidiendo dinero o durmiendo en la calle no llama la atención de quienes pasan cerca de él.
"Cuando pasamos cerca de un niño en situación de calle, hay que ir a las autoridades y poder acercar el caso, no nos podemos quedar callados y mirar para otro lado. Esto se está agravando día a día, y llegó el momento de actuar. El caso de Maia tomó estado público porque los vecinos cortaron la autopista, y como nos afectó eso a nosotros, ahí nos preocupamos y eso es terrible como sociedad", se lamentó.
Además, la directora de Aldeas Infantiles sostuvo que no hay que demonizar a la madre de Maia, Stella, porque lo que en verdad hay que hacer es fortalecer a la mujer para que pueda maternar, mejorar y cuidar de su hija.
Más allá de que es un trabajo arduo, desde la organización están seguros de que es algo que se puede lograr, y por eso, luchan día a día para que los niños no pierdan la conexión con sus padres ni su familia, algo que en el caso de Maia puede llegar a pasar, porque se analiza quitarle la tutela a su mamá.
"La nena tiene una red de conexión, con tíos, la abuela, vecinos que cortaron la autopista, entonces, ¿la vamos a someter a llevarla a una institución de cuidado? Lo que quiere la nena es vivir con la mamá, por ello hay que apoyarla a ella y a su familia, y hay que trabajar para que no pierda el derecho de vivir en familia. Lo que hay que hacer es fortalecer el lazo familiar, y que la familia extensa se haga cargo. En realidad, el Estado debe trabajar en identificar y apoyar a esa mamá y darle herramientas para que pueda salir, porque nadie elige vivir así", afirmó.
En base a esto, Perinetti señaló que en casos de familias que viven en la pobreza, lo que el Estado tiene que hacer es primero asegurarse de que los chicos vayan al médico y a la escuela, y que coman todos los días, y que después apoyen a las familias y trabajen en conjunto con los padres para que puedan salir de las situaciones en las que estén, algo que suelen hacer mucho en Aldeas infantiles, como lo hacen también otras organizaciones.
"Si los padres no pueden hacerse cargo, trabajamos con la familia extensa y en paralelo al apoyo que hay que darle a ellos, hay que trabajar con la mamá para que pueda salir en la situación en la que está y consiga un trabajo. Nuestra experiencia indica que se logra restablecer el vínculo con los padres. Ahora estamos trabajando en una campaña para visibilizar, que se llama “no esperes más”, porque es necesario mirar hacia el costado y denunciar, si todos pasamos y no decimos nada, nadie va a hacer nada", opinó.
La cruda realidad de vivir en la calle
Por su parte, Natalia Zaracho, trabajadora de la economía popular y referente del Frente Patria Grande, indicó que la calle no es un lugar para que vivan las personas, y que justamente lo que hay que hacer es visibilizar la situación porque se trata de una demanda histórica.
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"La pandemia demostró que es muy duro vivir en la calle, no solo para los que viven en barrios humildes, sino para los que están en plena calle. Muchas veces se trata de gente que está vulnerada de todos los derechos, no pueden acceder a su documento y por eso no pueden acceder tampoco a educación y salud", señaló.En este sentido, dijo que suele suceder que las personas en situación de calle son rechazadas en los hospitales, y que lo que en verdad más necesitan es ser atendidos porque tienen problemas de salud que requieren tratamientos urgentes.
De igual modo, comentó que si no tienen su documento ya realizado, tampoco pueden acceder a ayudas sociales, por lo que el trabajo de los comedores resulta sumamente importante, porque allí contienen a los que tienen hambre y ayudan a aquellos que llegan para pedir trabajo. "Las organizaciones sociales somos el puente para articular políticas", agregó.
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"Este es el famoso problema estructural, pero nosotros pensamos que sí se puede cambiar la situación, por eso militamos y pensamos en planificar. Si nosotros no ponemos la mirada en los chicos, eso va a tener consecuencias, están a la deriva y no tienen opciones", sostuvo.De hecho, Zaracho aseguró que en la Ciudad de Buenos Aires hay hoy más de 7.000 personas en la calle y que de ese total, 800 son niños.
Además, sobre los chicos, dijo que se trata de una generación que en el último tiempo quedó atrás en la escuela, porque no tuvieron Internet o energía eléctrica para poder estudiar durante todo el año pasado.
"Hoy hay 1600 nuevas familias en situación de calle en la Ciudad, y dentro de poco se va a suspender el decreto del desalojo, y va a haber más gente en la calle. La calle tiene muchas complejidades, hay violencia, falta de acceso a la Justicia, es una realidad muy cruda la que se vive", comentó.
Hacia el final de la conversación, destacó que el caso de Maia lo que hizo fue reflejar que la sociedad ya está harta de estar callada, e hizo especial hincapié en la importancia de que la gente saliera a cortar las calles para pedir por su aparición. "Como Maia, hay miles", cerró.