El represor de la dictadura Luis Muiña, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad en la última dictadura militar, contrajo coronavirus y está aislado y en tratamiento en un sector especial dentro del hospital Muñiz. Muiña está "aislado y en tratamiento" luego de haber dado positivo por Covid-19 en la Unidad 34 del penal de Campo de Mayo, donde está detenido. A raíz de la situación de Muiña fui aislado otro represor de la dictadura: Héctor Pedro Vergez, del CCD La Perla, de Córdoba, que podría haber sido contagiado.
Muiña fue condenado a prisión perpetua por el homicidio agravado del médico Jorge Roitman, a fines de 1976 en el centro clandestino de detención que funcionó en el hospital Posadas, en la localidad bonaerense de El Palomar. El represor integró el grupo "Swat" responsable del asesinato de Roitman, entre otros, que funcionaba en una casa llamada "El Chalet" dentro del predio del hospital.
Condenado por primera vez en 2011 por crímenes en el Posadas, Muiña fue beneficiado en mayo de 2017 por el 2x1 de la Corte Suprema, que les abrió una ventana legal a los represores que pretendían salir en libertad. Semanas después, volvió a ser detenido para que lo juzgaran por los homicidios de Jorge Roitman y Jacobo Chester, trabajadores del Posadas detenidos-desaparecidos entre noviembre y diciembre de 1976.
Muiña tiene 65 años y entre el 4 y el 17 de junio había estado en el Hospital Raúl Larcade de San Miguel. A su reingreso a la Unidad 34 de Campo de Mayo le realizaron un hisopado y lo aislaron, en cumplimiento de los protocolos del Servicio Penitenciario Federal (SPF). Al confirmarse el positivo, Muiña fue trasladado a la Unidad 21, que funciona en el Hospital Muñiz, y fueron aislados también los penitenciarios que lo custodiaban en el Hospital Larcade.
A raíz de la situación de Muiña, no sería extraño que los abogados de los genocidas que comparten cárcel con Muiña (hay unos 70 represores detenidos en Campo de Mayo) hagan sus presentaciones en reclamo de domiciliaria para sus defendidos. “Aunque esté en edad de riesgo y con COVID-19, Muiña es un genocida. No me gustaría saberlo de vecino a él ni a ningún otro. Mucho menos atendiéndose en el Posadas.“Siempre corremos detrás de estos problemas, pero nos costó 44 años que lo condenen y el Covid suena a premio”, dijo Zulema Chester, hija de una de las víctimas de Muiña.