04 Diciembre de 2016 09:24
Demerson Bruno Costa, uno de los defensores del Chapecoense que no fue convocado para el partido de Ida de la Sudamericana, aportó una nueva pista que deja en evidencia otra sucesión de errores técnicos.
Demerson Bruno Costa, delantero del Chapecoense, aportó nuevas pruebas.
Minutos antes de despegar desde el aeropuerto de San Pablo, el director deportivo del equipo, “Chino” Di Domenico, mandó un mensaje al grupo de Whatsapp del plantel y los directivos del club en el que dio cuenta de una insólita anécdota que, en ese momento resultó chistosa, pero que hoy toma un tenor trágico.
El avión se accidentó el lunes 28 de noviembre por la noche.
Según Di Domenico, el avión tardó en despegar porque uno de los jugadores del equipo no encontraba un dispositivo electrónico portatil para jugar “videojuegos” y le solicitó a la tripulación que no iniciara el viaje hasta encontrarlo.
Después de media hora de búsqueda, la consola fue encontrada entre el equipaje y el avión partió rumbo a Santa Cruz de la Sierra, la ciudad boliviana en la que debía hacer la primera de las dos escalas que el copiloto, Ovar Goytia, había anunciado en el plan de vuelo oficial.
Murieron 71 personas en el accidente. Sólo se salvaron seis.
La anécdota coincide con el relato del hijo del copiloto, Bruno, quien explicó el motivo por el cual el piloto, Manuel Quiroga, debió evitar la recarga de combustible. La falla por la que sólo cuatro horas después el avión de Lamia iba a estrellarse en Cerro Gordo, a sólo 18 millas de su destino final.
“Tenían una escala en Cobija (ciudad boliviana a sólo mil kilómetros del aeropuerto de Viru Viru), pero el avión que los traía de Santa Cruz se demoró. Por eso no pudieron aterrizar. Ese aeropuerto no tiene operaciones nocturnas porque no tiene luces en la pista. Decidieron entonces cargar combustible al tope y partieron rumbo a Medellín”, relató el familiar.
El vuelo de Boliviana Aviación que trasladaba al equipo desde San Pablo tenía previsto llegar a Santa Cruz a las cinco de la tarde, lo que, según los cálculos de la tripulación, hacía posible la escala técnica previa a Medellín.
Los jugadores y la comisión directiva fue despedida en un emotivo acto.
Pero se demoró por la búsqueda del videojuego y lo hizo media hora después. Esos treinta minutos fueron los que llevaron al piloto a cambiar sobre la marcha sus planes.
“La puesta del sol en Bolivia es a las seis de la tarde. Iban a aterrizar cuando ya estaba oscuro y hubiera sido otro desastre”, advirtió Bruno. Los números lo respaldan: el viaje desde Santa Cruz a Cobijas tiene una duración promedio de una hora y media, por lo que habrían llegado pasadas las ocho de la noche, si se tiene en cuenta, además, la demora del trasbordo.
