05 Octubre de 2018 11:45
La mejor cara de la lucha contra el cáncer de mama es la que produce el amor. Así se puede resumir la historia de María Fernanda Cabrera. Su marido, Gastón De Césare, montó sobre sus hombros una campaña iniciada por María Fernanda para concientizar sobre el cáncer de mama. Fernanda le puso un rostro a esa batalla y luego de dos años de lucha, en marzo de este año murió. Era oriunda de Suipacha, provincia de Buenos Aires, en donde inició distintas acciones para ayudar a otras mujeres.
Pero su misión no se detuvo. No estaba en los planes de Gastón organizar kilómetros de carreras y bicicleteadas, ni en los planes de Fernanda partir tan joven luego de luchar contra una dura enfermedad. Por lo que al dolor lo vencen con el amor y ahora es él quien continúa con la concientización.
Fernanda convivió con cáncer durante 8 años. Sí. Fue una convivencia de luchas y batallas contra esta enfermedad mientra continuó con su vida junto al apoyo de su familia y amigos. Dio todo, con cuerpo y alma desde que le diagnosticaron cáncer de mama cuando estaba amamantando a su hijo en 2009. Desde el minuto uno supo que iba a luchar para vivir, con una actitud positiva.
Enfrentó quimioterapias, rayos y otros desafíos, su pelo largo y lacio era muy importante para ella. Lo perdió rápidamente y por más que suene un detalle menor, fue parte del daño que siempre recordó como uno de los más dolorosos. Varios factores hicieron que luchara con tantas ganas de vivir, de ganar por ella, por sus dos hijos, su marido, padres, hermanos. Los que la conocieron confirman que su fuerza era única e inigualable. Logró saltear esta primera etapa, pero a los tres años el tumor volvió a sorprenderla y ella, siempre con una actitud positiva, emprendió el camino para seguir la lucha. Otra vez quimioterapia y todo lo que eso implica, hasta la mutilación de una mama.
Fernanda mantuvo siempre la actitud de quitarle dramatismo a su situación. Tuvo la posibilidad de tratarse con buenos especialistas y, sobre todo, tuvo la contención familiar y de amigos para seguir adelante. Estaba dispuesta a todo por vivir. Dejar atrás lo que ya no valía la pena y a empezar a disfrutar de la vida de una manera diferente. Viajar fue su mejor medicina; tuvo los momentos más felices viajando con su familia.
En el 2017, después de unos estudios de rutina, se enteró que el cáncer seguía avanzando. Ella volvió a aceptar, sacó fuerzas, más fuerzas y de nuevo dio la batalla. Fue entonces cuando encaró la campaña con su rostro.
Refugiada totalmente en la fe, y lejos de rendirse, atravesando semanas de mucho dolor físico, y hasta internaciones, Fernanda se puso como objetivo concientizar desde su lugar a las mujeres de su ciudad de que tocándose a tiempo se le puede ganar al cáncer de mamas. Para ello, encabezó y fue la cara de la Campaña por la Lucha Conta el Cáncer de Mama en Suipacha el año pasado.
Tenía mucha fe y sentía su alma en paz, su alma sana al colaborar en la causa. Como ejemplo de que se puede luchar y atravesar esta gran enfermedad con actitud positiva y solidaria este año nuevamente su imagen es parte de la difusión de esta enfermedad que con prevención y una detección temprana es posible ganarle.
EL MAL DEL CÁNCER DE MAMA
El médico Alejandro Turek dice que el ejemplo de Fernanda es vital la educación pública en cuestiones de salud. "No nos fijemos en cuántas nuevas drogas hay, ni por cuánto tiempo mantienen la enfermedad diseminada en múltiples órganos en situación estable, o cuánto tiempo de sobrevida ofrecen. Focalicemos la atención en la educación pública”, explica y sigue. "Es imperioso llegar antes, mucho antes. Eso significa alcanzar la cura sin secuelas, sin perder el proyecto personal, familiar y laboral del paciente”.
Para el especialista en oncología, cinco minutos de información pública diaria pueden salvar muchas vidas. "Nos falta educación en estado de salud, información, difusión, legislación, compromiso, cultura de cuidado médico y concientización. Los avances en la metodología y tecnología diagnóstica son inmensos, la mamografía moderna es fundamental para la detección y su momento oportuno. Pero eso también hay que informarlo", remarcó.
EL MAL EN NÚMEROS
Cada año se producen 1,38 millones de nuevos casos y 458 mil muertes por cáncer de mama. El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. En los países de ingresos bajos y medios, su incidencia aumentó constantemente en los últimos años debido al aumento de la esperanza de vida.
Un poco más de la mitad de las muertes se producen en los países de bajos ingresos y medios, donde la mayoría de las mujeres con cáncer de mama se diagnostican en estadios avanzados debido a la falta de sensibilización sobre la detención precoz y los obstáculos al acceso a los servicios de salud.