Prácticamente todos los habitantes de la ciudad de Buenos Aires tienen en su vecindad al menos un bar que parece detenido para siempre en un pasado indefinido, decorado con objetos que despiertan la nostalgia y habitado por fieles clientes que tal vez se sientan en la misma mesa hace décadas. 

Ahora, un proyecto reflejado en Instagram busca catalogar y, a su manera, rescatar estos espacios de la ola de cierres que padecen en años recientes. La cuenta, @bardeviejes, se identifica como de "cafés no notables", y tiene un (o una) responsable -o responsables- que elige el anonimato buscando sostener su trabajo "a través de una idea de comunidad".

Relevamiento y recomendación

El proyecto comenzó como una simple vocación de visitar y fotografiar este tipo de bares, y luego pasó a redes sociales como una forma de generar una especie de mapa que sirviera como recomendación al público. 

"Hay algo de servicio y también de amor por los bares 'de viejes' que, son para mí lugares centrales de Buenos Aires pero al mismo tiempo muestran un margen o periferia. Hay algo sintético del bar de viejes en cuanto expresión de una identidad local muy arraigada y específica de Buenos Aires y de nuestro país", señala a BigBang @bardeviejes. 

Para él/ella, un bar de viejes se define como "un lugar sincero y sencillo" que "está en las antípodas de la pretensión o las formas aspiracionales de consumo y no se 'aggiorna' a la moda, si no que se mantiene fiel a sí mismo".

"Esta idea se traslada al menú y a la estética. Mesas de fórmica o madera antiguas, sillas thonet, potus por doquier, mozo y habitués de hace 30 años, sándwiche de crudo y queso, vajilla antigua, sifón de soda", agrega. "La lista podría seguir, pero más allá de lo concreto, creo que lo más importante de un bar de viejes es que tiene una relación con la historia y funciona a modo de club de barrio. Está vinculado a formas de sociabilidad que ya no ocurren: las comunidades que habitan los bares de viejes suelen ser pre Internet. Allí resisten modos de vivir que están desapareciendo: diarios en papel, carreras de 'burros', partidos de truco o de ajedrez, discusiones políticas o deportivas colectivas. El bar de viejes es una especie de familia más allá del hogar. Una familia satélite". 

Al rescate

La cuenta de Instagram pretende ser apenas un primer paso del proyecto y no un fin en sí mismo: la idea planea luego derivar en una web con el mapa de los bares, en un libro y en otras formas de difusión por fuera de las redes. 

"El desafío que tiene el proyecto está en la justa ecuación entre renovación y tradición", explica @bardeviejes. "Hay algo de la preservación del patrimonio y en ese sentido, se vuelve conservador porque arraiga en una tradición, pero al mismo tiempo, entiendo que la posibilidad de supervivencia está en el cambio de los modos de habitar estos espacios. Creo que la clave es repensar la relación entre los actores (trabajadores, empresarios, proveedores, clientes). Es necesario que haya un sistema de alianzas y esta misma comunidad activa de 'consumidorxs' que se creó a partir de la cuenta, debe trasladarse a toda la cadena de montaje para poner en común necesidades y llevar a cabo nuevas prácticas".

En ese sentido, si bien en Buenos Aires existe una Ley de Protección Patrimonial de Bares Notables, @bardeviejes asegura que "falta voluntad política para que haya una transferencia de fondos del Estado para el resguardo y promoción de estos espacios".

"A mí me interesa accionar directamente a través de la autogestión, del cooperativismo y la acción colectiva para frenar el cierre de los bares y llevar conciencia a la sociedad sobre su importancia social, patrimonial y cultural", subraya. "Mi proyecto más cercano es hacer un relevamiento actual de los bares que están en situación de cierre e implementar acciones colectivas concretas en base a las necesidades específicas que tienen. La forma más importante de apoyar a los bares de viejes es yendo, es a través del consumo. Los bares sólo están vivos si lxs habitamos. Si priorizamos lo local por sobre lo extranjerizante o despersonalizado, pero no lo trasladamos a nuestrxs consumos, es pura selfie".