El caso de Lara Arreguiz, una santafesina de 22 años que murió a causa del coronavirus, conmueve a su provincia. La joven era diábética e insulinodependiente, y falleció a menos de una semana desde su contagio. Antes de su muerte, Lara tuvo que dormir en el piso de un hospital porque no conseguía cama ya que el nosocomio estaba colapsado.
La paciente llegó al nuevo Hospital Iturraspe tres días después del inicio de los síntomas y con un paso previo por el Hospital Protomédico Manuel Rodríguez de Recreo.
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"Tuve que decirle tres veces a la persona de admisión que por favor la haga pasar. Ella estaba muy descompensada, me decía que se desmayaba", contó Claudia, su madre, en una entrevista.
A Lara le costaba respirar y pidió recostarse en una camilla pero se lo negaron por protocolo médico. "El piso estaba frío y sucio, pero ella se acostó igual", explicó su mamá, agregando que una mujer se acercó a taparla con su campera. "Ahí le saqué una foto de la indignación que tenía. Cuando pasó un médico y la vio, yo le dije: 'Acá la gente no se muere por covid, se muere por la ineficiencia de las personas'".
Finalmente, la joven fue atendida en un consultorio, donde fue asistida con oxígeno y le tomaron radiografías. El lunes por la noche fue trasladada al viejo Hospital Iturralde, y, el miércoles, ingresó en sala intermedia para controlar la insulina mediante una bomba de hidratación. El jueves su glucemia ya se había controlado, pero su sistema respiratorio estaba muy dañado.
"Las enfermeras nos decían que nos tranquilicemos, que ella era una chica joven y fuerte. Yo la iba a visitar todos los días, solo quince minutos mediante una ventana, era muy duro verla ahí sola sin poder hacer nada”, relató Alejandro, su padre. El jueves le enviaron un mensaje del hospital preguntándole si quería ir a visitarla. "Me pareció raro, olía que algo malo podía estar pasando. Cuando llegué estaba de costado, muy mal, con una máscara de oxígeno. Me miraba y me hacía señas de que estaba ahogada. Yo me quebré, no podía verla así".
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Cuando volvió a su casa, Alejandro recibió el mensaje de que Lara había sido ingresada a terapia intensiva e intubada. A las tres de la mañana del viernes 21 de mayo, falleció. "Era un ángel, una chica sin maldad. A mí se me murió un hermano, pero mi mamá siempre me decía que no hay dolor como la muerte de un hijo y es así, tal cual, un dolor en el alma que asfixia", expresó.
"Si de entrada hubiese tenido un suero o una cama de terapia, mi hija se hubiese salvado", subrayó Claudia. "Más allá de que esté todo el sistema desbordado, faltó en ese momento sentido común".