Por cada 100 mil habitantes, la paradisíaca región de Okinawa, en Japón, tiene 68 ciudadanos de 100 años o más de edad: un porcentaje más de tres veces mayor que el hallado en poblaciones estadounidenses del mismo tamaño.
La población centenaria de Okinawa supera ampliamente la media internacional.
No es de extrañar, entonces, que los científicos hayan puesto la mira en las posibles razones detrás de la buena salud física de los okinawenses, que suman a su longevidad una menor prevalencia de cáncer, diabetes y demencia senil en su población de la tercera edad.
La principal característica que llamó la atención de investigadores de la Universidad de Sydney es la cantidad de carbohidratos que consume la pobliación de la zona, en rango de 10 a 1 comparados con las proteínas.
"Es absolutamente opuesto a lo que pregonan las dietas más populares de la actualidad, que señalan que hay que consumir muchas proteínas y pocos carbohidratos", señala la investigadora en nutrición Samantha Solon-Biet a BBC News.
A diferencia del resto de Asia, la dieta en Okinawa no se basa en el arroz sino en la batata (especialmente su variedad púrpura), introducida originalmente en el siglo XVII a través del comercio con los Países Bajos.
Además, los okinawenses consumen gran cantidad de vegetales verdes y productos derivados de la soja, sumando apenas pequeñas cantidades de pescado, cerdo y otras carnes.
Las batatas, en especial su variedad púrpura, son la base de la dieta en Okinawa.
Esta dieta, de acuerdo a los especialistas, podría determinar la aparición de varias respuestas fisiológicas que protegerían al organismo de problemas cardíacos, Alzheimer y cáncer.
Otra de las particularidades es que la dieta es muy baja en calorías: alrededor de un 11% menos que el consumo recomendado para un adulto sano. Así, los científicos teorizan que esa reducción calórica podría frenar el proceso de envejecimiento.
Genes y movimiento
Sin embargo, no se pueden descartar aquí factores genéticos y sociales. La geografía de la zona de Okinawa ha determinado que su población se mantuviera relativamente aislada sin alterar demasiado su patrón de ADN a lo largo de la historia.
Los ancianos okinawenses se mantienen activos a edad avanzada.
Así, estudios preliminares sugieren que sus perfiles presentarían prevalencia menor de un gen que eleva el riesgo de problemas cardíacos y Alzheimer, y una mayor presencia de otro gen que regula el metabolismo y el crecimiento celular.
Paralelamente, los okinawenses tienen varios hábitos saludables: prácticamente no fuman y se mantienen físicamente activos hasta edades avanzadas, dándole gran importancia a las relaciones comunitarias, lo cual podría reducir el nivel de estrés.