A veces, la palabra de una persona puede desatar hechos verdaderamente determinantes. Es lo que sucedió con el testimonio de Rufino Varela, que sirvió para destapar una trama de abusos de menores en el colegio Cardenal Newman, el mismo al que asistieron Mauricio Macri y varios de sus ministros.
Rufino Varela se animó a hacer público su calvario a fines del año pasado.
Todo comenzó hace 40 años, cuando Varela le reveló al capellán del colegio (a quien todos llamaban "padre Alfredo" pero cuyo nombre real era Finnlugh Mac Conastair) que el casero de su familia lo había abusado.
Pero no sólo no encontró comprensión en el religioso, sino que éste luego de escuchar su confesión lo azotó y lo manoseó. "'Ya estás en paz y esto es un secreto entre nosotros y Dios' me dijo el padre Alfredo cuando terminó", le contó Rufino -en aquel entonces de 12 años- al diario La Nación. "Después agarró unos caramelos masticables que tenía en una bolsa sobre la mesa y me los quiso dar, pero le metí un codazo y salí corriendo. Volví a la clase llorando".
Una ola imparable
Y fue recién a fines del año pasado cuando Varela se animó a confrontar a las autoridades del Cardenal Newman en relación a los abusos que sufrió a manos del capellán. Hoy, el propio colegio ya admite haber recibido testimonios de otras cinco víctimas y Rufino dice conocer un total de 22 casos.
El Cardenal Newman fue fundado por los Christian Brothers.
La ola llegó incluso hasta Irlanda, país de origen de los Christian Brothers (Hermanos Cristianos), la orden religiosa que fundó el colegio. Un sargento de la policía irlandesa, Jonathan Hayes, se comunicó con Varela para solicitarle información.
Si bien Mac Conastair ya falleció, las autoridades de Irlanda están interesadas en John Burke, quien era el director del colegio en la época en que Varela era alumno y actualmente vive en aquel país.
La carta con la que la orden de los Christian Brothers reconoció los abusos.
En octubre del año pasado, Burke estuvo presente en una cena de egresados del Newman -a la que también asistió Macri- y Rufino aprovechó aquella visita para reunirse con él y obtener al menos una disculpa pública de la institución. No lo logró: el colegio sólo publicó una carta después de que La Nación hiciera pública su denuncia.