El lunes fue un día agitado y, para muchos, eterno. La concentración en las inmediaciones del Congreso en repudio a la reforma previsional impulsada por el Gobierno y convertida en ley pasadas las siete de la mañana causó conmoción a lo largo de toda la jornada.
Los focos de protesta comenzaron ayer pasadas las ocho de la mañana. La brutal represión estalló cerca de las dos, hora en la que comenzó el debate parlamentario, y siguió hasta las siete de la tarde. Por la noche, vecinos volvieron a movilizarse: hubo cacerolas, destrozos y una nueva persecución.