A partir de este lunes, parte del sector automotriz reinició su producción luego de atravesar una de las peores crisis de su historia a causa del coronavirus y el posterior decreto del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Sin embargo, para volver funcionar deberán cumplir con los protocolos de seguridad acordados entre las cámaras y el Gobierno para evitar el contagio de COVID-19.
Tras dos meses totalmente paralizadas, Volkswagen y Toyota reabrieron sus puertas luego que el municipio de Tigre y Zárate, respectivamente, aprobaran los protocolos sanitarios presentados por las automotrices. Mientras tanto, General Motors aún no tiene fecha de regreso para su planta ubicada en Santa Fe y Renault hará lo propio en Córdoba a partir del 1° de junio.
Por último, la planta de PSA en El Palomar, para Peugeot y Citroën, en principio, volvería a funcionar a partir del 26 de mayo. En este marco, BigBang pudo hablar con José De Rosa, director de la Asociación Argentina de Técnico de Laboratorio, a cargo de la estructura y los testeos realizados a los empleados de Toyota, la cual mantiene un protocolo de sanidad muy riguroso.
Los empleados de la automotriz son trasladados por varios micros privados manteniendo el distanciamiento estipulado por el Ministerio de Salud de la Nación. Cada empleado se sienta a un asiento de distancia de su compañero y al regreso, deberán utilizar el mismo lugar. “Lo primero que se le hace al empleado cuando llega es tomarle la temperatura y luego pasa por una cabina sanitaria”, explicó De Rosa a este sitio.
Cabe destacar que el micro tiene un lector de DNI para saber dónde subió el empleado en cuestión y de qué localidad es. “En el caso de tener fiebre o dar positivo, lo primero es informar al SISA (Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino). Se informa al departamento médico de Toyota y ahí se da proceso a la identificación de la persona”, agregó.
A partir de ahí, aseguró De Rosa, se encarga la empresa en cuestión del empelado, en este caso Toyota. Al llegar, los trabajadores de la automotriz se encontrarán diariamente con una carpa dividida -según explicó el profesional- en tres módulos térmicos distintos. "El primero es el de admisión del paciente, donde entrega sus datos o legajos de la empresa”, señaló.
En ese módulo, cada uno de los empleados, luego de controlarse la temperatura, recibirá un rótulo con su nombre, documento y puesto de trabajo. “El segundo módulo es el de toma de muestra, dividido con biombos específicos para respetar el distanciamiento. Allí, el técnico, con la supervisión de un bioquímico, toma la muestra”, detalló De Rosa.
En ese contexto, el especialista señaló que se utiliza el método RT-PCR (la técnica de referencia denominada internacionalmente "Gold Standard" de retrotranscripción y reacción en cadena de la polimerasa) para detectar el ácido nucleico del virus en el paciente en cuestión. Se realiza un hisopado nasal o un cultivo de exudado faríngeo dentro del módulo dos”, aclaró.
Y agregó: “Luego la muestra se pone en un tubo de transporte y se la lleva a la zona de empaque, donde se produce lo que nosotros llamamos es un ´triple empaque´. La muestra va en una bolsa ziploc, dentro de otro embalaje y después en una caja para su conservación".
Mientras tanto, detalló que el empleado pasa por el tercer módulo de la carpa, donde se le termina de realizar su control diario: “El médico encargado de la ficha ahí determina si tuvo molestias, enfermedades como hipertensión o síntomas el último mes y se le da vía libre”.
Los empleados deben someterse todos los días que acudan a su trabajo a este riguroso procedimiento que, a pesar de parecer tedioso, dura menos de lo esperado. “Promediamos cien testeos diarios y el procedimiento dura cerca de siete minutos por paciente”, resaltó De Rosa.
Y sentenció: “Llevamos cerca de 300 tests realizados y los resultados tardan 24 horas en conocerse. Por ahora la planta está con resultados negativos. Creemos que podemos y es el momento de hacer más masivo este tipo de testeos siempre que la empresa así pueda o lo desee”.
Se trata de un movimiento especifico elaborado por el Sindicato de Mecánicos (Smata) y la empresa Toyota para controlar a sus empleados y, a su vez, retomar con las operaciones que estuvieron paradas a causa de la cuarentena obligatoria desertada por el gobierno.
Las plantas antes mencionadas, por ahora, retomaron la producción fabril con un solo turno de trabajo, mientras que los grupos de riesgos o el personal mayor a los 60 años no retomaron sus actividades.