En un escenario electoral sumamente polarizado como el que se avizora en las PASO y las presidenciales de este año, el peso de los votos en blanco, los nulos y los impugnados vuelve al centro del debate.
Para empezar, vale recordar que se considera voto en blanco a los sobres vacíos o con papeles en su interior de cualquier color sin imágenes, textos, ni objetos extraños. De acuerdo a la Cámara Nacional Electoral "es una herramienta con la que cuentan los electores para manifestar su disconformidad con todos los candidatos y con las propuestas formuladas por los partidos políticos". Paralelamente, el voto es nulo cuando se emite mediante una boleta no oficializada o cuando en el sobre hay objetos ajenos a la elección. El voto también se anula si en el sobre hay dos o más boletas de la misma categoría de candidatos y diferente agrupación política. Finalmente, el voto se impugna cuando la identidad del elector es cuestionada por las autoridades de mesa o los fiscales. Para impugnar el voto, el fiscal deberá fundamentar su pedido con una expresión concreta de la causa y asentar los motivos en el formulario de la Cámara Nacional Electoral.De acuerdo al Código Electoral Nacional, la fórmula electa es la que obtiene más del 45% de los votos afirmativos válidamente emitidos. En su defecto, será la que obtenga al menos el 40% de los votos afirmativos válidamente emitidos y logre una diferencia mayor de 10 puntos porcentuales (respecto del total de los votos afirmativos válidamente emitidos) sobre la fórmula que le sigue en número de votos. Si no se presenta ninguno de estos dos escenarios, se realiza una segunda vuelta o balotaje entre las dos fórmulas más votadas.
En ese sistema, los votos en blanco inciden en porcentaje final de cada fórmula. Sin embargo, esto difiere entre las PASO, las generales y el balotaje, ya que sólo en las primarias estos sufragios son tenidos en cuenta dentro del cálculo.
Esto sucede porque, de acuerdo a la Constitución Nacional, los candidatos ganadores en elecciones generales -sean nacionales, provinciales o legislativas- deben ganar reuniendo sólo los votos afirmativos válidamente emitidos.
Teniendo en cuenta estos lineamientos, si la fórmula compuesta por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner alcanza el porcentaje que esperan tener en las PASO (un 43%) sobre la de Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto, podría saltar al 45% en las elecciones generales.
Pero existe una salvedad sobre esta proyección: si en las elecciones generales el caudal de votos en blanco disminuye, el porcentaje final también se afecta ya que cambia la base total sobre la que se efectúa el cálculo.