El empresario Ariel Gambini -que integra IDEAR, una cámara que integran alrededor de 3500 boliches en todo el país- reveló que está trabajando con el gobierno provincial y algunas administraciones municipales en un protocolo que les permita el regreso a la actividad y que a la vez neutralice las fiestas clandestinas, hoy tan en boga. En diálogo con BigBang, Gambini -que maneja en Buenos Aires Mr. Jones y Mute, y Cuba en Mar del Plata- explica y fundamenta su propuesta.
-Prohibir el entretenimiento no es otra cosa que tapar el sol con la mano, porque estás hablando de un segmento transgresor de entre los 18 y 35 años, donde socializar, salir y demás está como parte de su ADN y es una necesidad psicológica para configurar su personalidad. No es una opción hoy, después de tanto tiempo transcurrido sentir que el quedarse en casa y el prohibir el entretenimiento formal va a ser efectivo, porque si hay algo que nos da el espejo de lo que viene sucediendo en Europa, es lo que refleja. Hay una falsa concepción de que en Europa con las aperturas del ocio y entretenimiento se produjeron los rebrotes. En Europa se produjeron los rebrotes a raíz de la clandestinidad feroz que se desarrolló, porque ese segmento etario se dijo que un mes y medio o dos meses no iba a ser, como pensábamos todos al principio, y que los riesgos asociados a la pandemia a su edad son mucho menores. No contemplan el tema del contagio a los demás, por lo cual están equivocados, y la necesidad de socializar los empujó a que tengan una falta de respeto por las condiciones de la cuarentena.
Entonces, con todo lo que está sucediendo, lo que pensamos es que desde el cristianismo hasta hoy, todo lo que se prohibió se multiplicó por mil. Entonces sentimos que si en lugar de prohibir salir a nuestros jóvenes los empujamos hacia un formato de entretenimiento seguro con normas y medidas de seguridad y salubridad y los protocolos pertinentes, y los tenemos en zona de radar, la juventud va a estar mucho más segura que hoy, que están proliferando las fiestas y los eventos clandestinos, y que nosotros desde IDEAR relevamos más de 3000 eventos superiores a las 200,300 personas.
-¿Cómo se imaginaron esos protocolos?
-Yo te puedo hacer un resumen para que tengas una idea. Los estamos trabajando desde hace cuatro o cinco meses con expertos en la materia y aún con los infectólogos que están asesorando al Gobierno. Lo primero es que nuestra juventud se mueva dentro de un ámbito habilitado y conforme a derecho, que se mueva en lugares que están dentro del marco legal. Los protocolos marcan desde que baja el joven del auto hasta que se vuelve con una sonrisa a su casa. Presión térmica al ingreso del lugar y proporcionar elementos sanitizantes para que la persona llegue libre de virus al establecimiento. No habrá aglomeraciones ni pistas, sino burbujas sociales de seis, ocho, diez personas, de la misma manera que hoy están permitidas en una casa, en un quincho, en un departamento, pedimos que las permitan en aforos permitidos y/o a cielo abierto en los lugares que así lo tengan.
Ahora, ¿la gente no va a los boliches con la intención de conocer gente? En ese marco, ¿no es medio extraño imaginarse burbujas de diez personas?
En parte tenés razón. Ahora, la gente no sólo va a conocer gente. Va a conocer gente y a otras nueve cosas más, como dispersarse, tomar un trago, reírse y compartir con los amigos, escuchar música, pasar el tiempo, guiñarle el ojo a la chica que te gustó... Nosotros el interrelacionarte no te lo vamos a proponer porque es un momento distinto, un momento al cual tenemos que adaptarnos. Nosotros lo que te vamos a proponer es que vos puedas tener entretenimiento seguro, protocolizado. Un entretenimiento que no dispare rebrotes a raíz de la clandestinidad, como está sucediendo. Hoy en día está comprobado que el 50, 60% de los contagios ocurren en eventos privados, clandestinos, y en las famosas juntadas. Es así, los números te lo indican y el segmento etario de los contagios, que es entre 17 y 35 años. Entonces proponemos abordar la situación con responsabilidad, con protocolos y con cuidados. Como te decía: en burbujas sociales, dentro de las cuales vas a tener una persona que te va a atender todo el tiempo y que vos no tengas que andar merodeando ni mucho menos. Dentro de las burbujas sociales van a estar todas las normas sanitarias de distanciamiento social necesarias.
Cuando salgas de la burbuja para ir a un baño, los baños se van a definir según la zona en la que estés. Vamos a tener los baños lo más cerca posible, vas a ir con tapabocas. Y hay otra cosa muy importante que te vamos a ofrecer y es que para ingresar al lugar -haciendo apoyatura en plataformas digitales que al Gobierno le son familiares como Cuidar y Cuidar Verano- te vamos a escanear el código QR, y de esa manera vamos a tener tu declaración jurada y tu seguimiento por cualquier desajuste que pueda llegar a haber. Vamos a tener todo monitoreado para que los jóvenes estén seguros y para darles una opción dentro del marco legal. Porque las prohibiciones son tapar el sol con la mano y empujar el entretenimiento hacia una zona de sombra, de grises, de precariedad y de informalidad. Gracias a Dios, gobiernos municipales como el de Mar del Plata y gobiernos provinciales como el de Buenos Aires están entendiendo que tenemos que trabajar un formato para brindarles a los jóvenes.
-¿Ya se reunieron con funcionarios del gobierno de la Provincia?
-Así es, sí. Esta semana, si Dios quiere, nos juntamos con (el secretario de Seguridad bonaerense) Sergio Berni. Estamos en contacto con las autoridades para que todo esto esté encuadrado en un marco legal. Esto es un trabajo de tres patas muy marcadas. Por un lado, la autoridad de control nacional, provincial y municipal; por el otro, los empresarios tenemos que trabajar en conjunto y a conciencia. Por otro lado, la gente, porque acá cuidarse uno es cuidar al resto. Entonces vamos a hacer campañas de concientización social y responsabilidad social para que la gente nos ayude a que lo único que nos deje esto sea un recuerdo y no un retroceso. Nos estamos ocupando de que los jóvenes estén seguros, asumiendo la realidad y pensando que el entretenimiento no se puede prohibir, que a lo sumo hay que regularlo para que no ocurra en un ámbito no apropiado.