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Boca goleó 5 a 0 a River en un partido que quedará para la historia

Boca disfruta del histórico 5-0 en Mendoza con goles de Cristaldo, Palacios, Chávez, Calleri y Bentancur y se llevó otra vez el superclásico.

02 Febrero de 2015 14:16
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Noche perfecta, ideal. Más que noche, semana. Goleada histórica, que no se da seguido. Otra victoria, otra vez el arco en cero, otro superclásico de fiesta. Y qué fiesta. De nuevo sin todos los titulares y contra el team ideal de Gallardo, Boca vaupeló a River, desde los numérico y desde lo conceptual Por los goles, aprovechando las facilidades del rival; y por lo táctico/anímico, porque salvo en los primeros diez minutos Boca fue dominador y fue creciendo a medida que fue embocando a un Barovero que no tuvo ni media respuesta en los cinco goles. Metió media decena y en el final, con el Millo entregado, le pudo hacer alguno más.

La imagen ganadora, a diferencia del año pasado, otra vez fue de este Boca que se va armando como equipo, aun jugando con los que en teoría son suplentes. Sin una figura estelar, cada uno aportó lo suyo, todos fueron muy parejos y esa suma mostró a un conjunto duro, aguerrido, convencido de lo que quería, que era volver a ganar.

Bien Monzón en su regreso, también Torislieri y seguro el arquero Sara, en su segundo partido. Y muy bien Cristaldo, aprovechando su chance para abrir el partido; lo mismo que Palacios para el segundo y que Chávez, gran asistidor para el 2-0, para el 3-0 en el PT. River no tuvo nada de nada de aquél del semestre pasado: no presionó, no manejó la pelota, en lo defensivo tuvo errores de principiante y tuvo desidia para ganarse rojas, aunque la primera a Mayada pareció exagerada.

Boca vivió su gran fiesta en Mendoza y se le volvió a dibujar una sonrisa que tenía olvidada. Con Gago de referente, chicos que crecen y el gaste de su gente, se dio un gustazo. Cuando parecía que todo terminaba en un 3-0 de PT, fue expulsado Teo y se vinieron más goles: el de Calleri en una gran definición y el del chico Bentancur (de cabeza). Dejó nocaut a un River derrotado, perdido, caliente. Y disfruta de una goleada inolvidable.