04 Diciembre de 2015 06:59
En Twitter duele más. Una red donde no hay intermediarios aparentes. Sólo el emisor y los receptores.
Y ese emisor, lo conozcamos o no, puede generar dolor.
Y nosotros, receptores de ese estímulo, también sufrimos.
Decir las cosas en primera persona duele más: Porque "yo te digo que estoy sufriendo". Sí, en Twitter duele más.
En tercera persona duele menos: Porque "Yo te cuento que hay alguien que sufre". En la tele, en los diarios, duele menos: El emisor, generalmente es un re-transmisor de la información, un re-emisor de segunda mano sobre el dolor.
¿Está bien compartir dolor en primera persona ? ¿Cuándo compartimos dolor, el sufrimiento es menor?
Nos estamos acostumbrando a No contar las tristezas, y menos a individualizarlas en las redes:
Porque queremos sostener la idea de que si No lo vemos, no existe. Si No lo vemos, no nos acordamos del tema y sufrimos menos.
Porque el mundo virtual "es" de las apariencias y experiencias felices, y estar triste es un sentimiento real que no encuadra en la felicidad virtual.
En el mundo de la valoración del “exitismo”, estar triste no es un “éxito” ni un mérito, transitar por el dolor parece un tema casi tabú.
Sin embargo, ¿qué lograríamos manifestando nuestro dolor en una red social?
Ser sinceros con nosotros mismos, y nuestro pesar.
Permitir una vía de escape de la angustia personal...tal vez una visión terapéutica.
Reflexionar diariamente, aumentando la conciencia de la vida finita.
Contraponer la felicidad virtual con la realidad finita y equilibrarnos, entre otras cosas.
Sí, probablemente en Twitter duele más. Pero mejor así, el dolor nos equilibra.