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El pueblo más especial de Nueva Zelanda

12 Diciembre de 2016 07:04
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Oamaru, un pequeño pueblo de 13.000 habitantes en Nueva Zelanda, seria un pueblo normal, si sus habitantes no viniesen de otra realidad... Esta pequeña población neozelandesa se hace llamar "La capital nacional del steampunk" una estética que combina ropa victoriana y diseños de ciencia ficción: como un futuro con máquinas de vapor. 

El proceso de adaptación a la oleada de turistas geeks no ha sido fácil. Durante los primeros años, los trabajadores agrícolas se asustaban ante un fenómeno que ni entendían ni habían pedido.

“Algunas personas no pueden soportarlo, pero la mayoría han entendido la importancia del steampunk, que ha permitido salir de la sombra a muchas personas tímidas con intereses poco usuales”, explica Iain Clark, el anciano precursor de este fenómeno en su ciudad natal.

El stempunk aparece en varias novelas, libros, películas o videojuegos... Y ahora a conquistado a un pueblo entero cuando en 2010 Clark se dirigió a Weta Workshop, la empresa encargada de hacer los efectos especiales de El Señor de los Anillos -que también se encuentra en Nueva Zelanda- y les propuso hacer una gran exposición de steampunk en la ciudad.

Gracias a su poder de convicción, la empresa acabó donando un camión entero lleno de obras de arte y estátuas que sirvieron para decorar la ciudad como nunca antes. Y, a partir de entonces, todos los seguidores de la subcultura fueron acercándose a Oamaru como si se tratase de su Meca particular.

La exposición sirvió para que se convirtiera en la capital del steampunk, pero también llamó la atención de los trabajadores de la zona, ajenos toda esta parafernalia. Al acercarse al lugar, se enamoraron irremediablemente de la estética propuesta.

“Los agricultores se marcharon a casa y comenzaron a juguetear con los productos que tenían, creando nuevas maquinarias de steampunk por su propia mano que luego fueron donando. Aquí es cuando comenzó a propagarse como la pólvora”, destaca Clark.

 Y ahora en 2016 consiguió el récord Guinness por albergar la mayor congregación de fanáticos del "Steampunk" en el mundo . Sus detractores los ridiculizan, pero lo innegable es que ha transformado un lugar anodino en un mundo fantástico en medio de Nueva Zelanda.