09 Enero de 2017 19:17
¿A qué llamamos “Rock Nacional” en los años sesenta y setenta?
Si pensamos al Rock como fenómeno que excede el terreno de los sonidos e inunda y articula las identidades juveniles de los años sesenta, tendríamos una primera aproximación para poder definir el término “Rock Nacional”. Este concepto, se adecúa a la cultura urbana Argentina y conforma nuevas interpelaciones a los jóvenes [U1] que empiezan a identificarse con la denominada “Cultura Rock” o “Cultura Joven”. Esto no quiere decir que en el ámbito juvenil existía una acefalía identitaria, los partidos políticos, sindicatos y centros de estudiantes, eran los agrupamientos tradicionales en esa época, es decir, los jóvenes (y los no tanto) tendían a reunirse en búsqueda de solidaridades que permitieran intercambiar ideas y participar conjuntamente en diferentes escenarios sociales, por lo tanto, esto nos hace pensar que el rock se conforma colectivamente desde conglomerados dispares, multidimensionales, desde subjetividades que se reconocen como sujetos sociales participantes de la cultura rock.
No debemos olvidar que el rock es un fenómeno foráneo, generado en los principales centros de poder (Inglaterra y Estados Unidos principalmente) que es adoptado y se expande en gran parte del mundo occidental a través de las discográficas que empiezan a ver el negocio tempranamente. Pero esta trasnacionalización de la cultura llega para “argentinizarse”, toma características propias de nuestro terruño y fundamentalmente de “nuestro” idioma, es decir es cantado en castellano, a diferencia de otros lugares de Latinoamérica que se expande manteniendo su versión sin ningún tipo de modificación, tal es el caso de México.
La llegada del rock en nuestro país es tomado como un fenómeno en el cual solamente podía tener influencia en una parte muy minúscula de la juventud, principalmente urbana, es decir, las expectativas de un crecimiento que involucrara a diferentes actores sociales parecía una utopía.
El comienzo
La gran mayoría de la bibliografía sostiene que el momento fundacional del rock nacional se ubica en el año 1965 con la grabación del único LP de Los Gatos Salvajes. Luego en el año 1967, “La Balsa”, tema de Los Gatos, vendió 250 mil copias y esto permitió desmentir el pensamiento común de las industrias discográficas que sostenían que un rock en castellano era inviable. Vale aclarar que rápidamente las discográficas aprovecharon los nuevos aires musicales para promocionarlo y generar ganancias inconmensurables.
Ahora bien, para una aproximación más certera de nuestro estudio, podríamos dividir el presente ensayo en dos fases. La primera que abarca desde el inicio situado entre 1965 y 1967 con el lanzamiento del tema “La Balsa” como hito fundacional, hasta 1970 con la separación de los tres grupos de rock fundamentales hasta ese momento, Los Gatos, Manal y Almendra. La segunda fase se lleva a cabo a partir de la aparición de nuevos grupos, donde se puede detectar el germen de “chabonismno” que explotará en los años 90´, una suerte de suburbanismo vinculado al rock pesado, al rock and roll más básico y al blues. Esta etapa se extiende hasta 1982, ese año comienza la guerra de Malvinas. Cada una de estas etapas tendrá espacios de difusión característicos y se legitimará a través de diferentes modos.
1965-1970. “La cueva”
Los “recitales” suelen ser comunes en nuestros días, pero el rock tuvo que abrirse camino, que no fue para nada fácil, para conseguir estos espacios de difusión. Para eso tuvo una gran “ayuda” que fueron las empresas discográficas, aceitados engranajes que combinada con medios audiovisuales llegan a imponer intérpretes, modas, géneros y hábitos de consumo.
Pero antes de sumergirnos en la maquinaria debemos aproximarnos al origen de estos fenómenos. A mediados de los años 60s se conforman los denominados circuitos undergrounds, en los cuales se podían escuchar desde “zapadas” hasta shows improvisados que combinaban rock, jazz y hasta pequeñas obras teatrales. Uno de ellos era la emblemática “La Cueva” ubicada en la Avenida Pueyrredón 1723.
Era un sótano angosto, pequeño con un escenario muy primitivo. En un principio “La Cueva” fue el lugar donde asistían músicos de Jazz que se entremezclaban con jóvenes que salían de las clásicas discotecas porteñas buscando ese toque bohemio. Se llamaba “Pasarotus” y según Javier Martínez, baterista del grupo Manal, era un lugar surrealista.
También denominada la “La Cueva de Sandro”, este lugar era la cristalización de “The Cavern” y albergó a muchos músicos solitarios que se acercaban al lugar con la idea de conformar un grupo y “pegarla” en la música, entre ellos podemos nombrar a Sandro, Pajarito Zaguri, Billy Bond, Moris, Javier Martínez, Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta, Oscar Moro y José Alberto Iglesias (Tanguito) entre otros.
Este naufragio se reflejaba en la caminata que realizaban los jóvenes al salir de “La Cueva” hasta la “Perla del Once”, pasadas las cuatro de la mañana, y encontrarse ahí con un lugar en el cual intercambiaban ideas, canciones, poemas y de vez en cuando encontrarse con alguna estudiante de filosofía y letras y tener algún acercamiento con la intelectualidad porteña.
A mitad del 1967 llegaron al local unos periodistas para hacer un film promocional. La filmación se hizo un martes a las seis de la tarde, con dos agentes en la puerta para que se guardara el orden. Dos días después, el jueves a eso de las 22:30 quienes estaban en el local oyeron dos detonaciones y vieron atónitos, que un humo denso invadía el sótano. Al salir semiasfixiados, los cueveros se encontraron afuera con los bomberos y cámaras de televisión.6
Para La Cueva, su explosiva aparición en TV fue fatal, algunos funcionarios ordenaron terminar para siempre con el bolichito de rock y desde ese momento aparecieron las inspecciones municipales y las “razzias”.
El 23 de julio de 1967 el dueño del local, Nybardo Bravo, bajo la cortina para siempre y La Cueva entraba en la historia.
Villa Gesell fue otro lugar de difusión del rock en esos años, en 1965 se inaugura Juan Sebastián Bar, ubicado en 1 y 105, era un a construcción rústica con ese revoque tipo mexicano de paredes blandas y onduladas, no era muy grande. Muchos músicos de la “movida” porteña se trasladaban a ese lugar de veraneo en el cual “iba todo el mundo”. Ahí nacieron “Los Beatniks”, que llegaron a grabar un LP y lo presentaron en el teatro Altillo de Florida 640.
Dentro del underground porteño La Cueva fue el punto de partida para la expansión no solo del rock sino también de una forma de vida que perduró por años.